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Mostrando entradas de octubre, 2020

I.- QUÉ DA SAN JOSÉ A SANTA TERESA f) La gracia de determinadas gracias místicas.

Santa Teresa recibe de su padre y señor San José el gozo, la fruición, el deleite de gracias místicas. Destaca entre todas la que ella narra en su vida, sea por su valor simbólico, sea por su contenido sobrenatural, sea por tener lugar en uno de los momentos más importantes de su vida mística y determinar sucesivas ascensiones. Merece la pena escucharla sacada de su autobiografía.       P. Román Llamas, ocd Próximas publicaciones Conclusión    II.- qué dio santa Teresa a san José                a)   Dar la Reforma del Carmelo a San José  b)  Le da el título de sus conventos c)   Le da su imagen en sus fundaciones, d)  Celebración de su fiesta e)   Su propaganda cautivadora f)   El capítulo 6 de su Vida, panegírico de San José Conclusión

I.- QUÉ DA SAN JOSÉ A SANTA TERESA e) La libra en un peligro muy grave.

Lo cuenta Ana de Jesús (Lobera), testigo del hecho, como una de las ocho religiosas que acompañaban a la Madre a la fundación de Beas de Segura, y lo recoge el P. Gracián en su Josefina.

I.- QUÉ DA SAN JOSÉ A SANTA TERESA d) Cuida de las cuatro primeras novicias

  A poco de iniciarse la fundación  del primer convento de San José, la Priora llamó a Santa Teresa que volviese inmediatamente al convento de la Encarnación. La Santa obedeció con presteza y no dudó en dejar a aquellas cuatro novicias en momentos de tanta dificultad y alboroto como se había formado, porque, como afirma María de san José que oyó a una de las primeras cuatro religiosas que iniciaron la vida nueva  en San José de Ávila, que, cuando dejó la Santa el día de San Bartolomé el convento, se le había aparecido San José y le había dicho que no llevase cuidado de las hijas que dejaba allí, que él quedaba a guardar la casa” (Andrés de la Encarnación, Memorias historiales , R 141).

I.- QUÉ DA SAN JOSÉ A SANTA TERESA c) Los dineros para el primer convento

  La fundación del primer convento de San José se comenzó con grandes dificultades surgidas desde diversos ángulos. Aunque comenzó con tiempo y en silencio a llevar a la práctica el proyecto ideado con un grupo de monjas de la Encarnación de reformar la orden del Carmen, haciendo comprar unas casas a sus hermanos Juan de Ahumada y Juan de Ovalle, en la que ella iba estructurando su convento, después de consultarlo con sus confesores y directores de espíritu, cuando la gente se enteró el alboroto fue morrocotudo. Y no fue la menor dificultad la falta de dineros. Aunque estas dificultades le afectaban, Santa Teresa tenía una certeza absoluta de que el convento se haría “Aunque jamás podía dejar de creer que había de hacerse, yo no veía ya medio, ni sabía cómo ni cuándo, mas teníalo muy cierto” (V 33,2). Por estas fechas recibe una visión relativa a la fundación del convento, Un día, después de comulgar, su Majestad le manda que procurase con todas sus fuerzas la fundación y le hace grand

I.- QUÉ DA SAN JOSÉ A SANTA TERESA b) El don de la oración y su amistad.

Santa Teresa afirma que San José es Maestro de oración. “En especial personas de oración siempre le habían de ser muy aficionadas…Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino” (V 6,8). Esta afirmación la hace desde su propia experiencia. Al acudir a él le ha experimentado como maestro soberano de oración. Nos confiesa cuánto le costaba la oración, durante veinte años no podía ir a la oración si no tenía un libro al lado. Este libro era, sin duda, los evangelios y epístolas de la Misa. Leería más de una vez los evangelios que hablan de san José.

I.- QUÉ DA SAN JOSÉ A SANTA TERESA a) Le consigue la vida

a) Le consigue la vida   Santa Teresa nace y se desarrolla como las demás mujeres de Ávila, dentro de un ambiente familiar y social propio de aquel tiempo hasta que entra en la Encarnación de Ávila. A poco de entrar, durante el noviciado, cae gravemente enferma, y la llevaron a casa de una hermana en Becedas, pero la enfermedad no se curaba, antes se agravó de manera que la volvieron a Ávila, pero los médicos de la tierra fueron incapaces de curarla; una enfermedad que más fue una muerte y que sin un milagro llamativo no podía ser curada. Lo fuerte de le enfermedad duró desde abril a la Asunción de María en agosto, probablemente de 1539, con 24 años de edad, y lo máximo fueron cuatro días. “dióme aquella noche un paroxismo que me duró estar sin sentido cuatro días, poco menos. En esto me dieron el sacramento de la Unción y cada hora o momento pensaban espiraba, y no hacían sino decirme el Credo, como si alguna cosa entendiera. Teníanme a veces por tan muerta, que hasta la cera me h

I.- QUÉ DA SAN JOSÉ A SANTA TERESA 4 de 4

Más no se puede decir y más casi no se puede alcanzar de Dios. Podemos decir que Santa Teresa es como un capricho de San José. Como si San José hubiese dicho a Dios: Quiero que hagas una criatura con estas dotes y estas cualidades y estas bendiciones y con esta abundancia de gracias naturales y sobrenaturales. Yo cuidaré constantemente de ella y velaré por ella como por una hija predilecta y sé que si velo y cuido de ella todo lo alcanzaré de mi Hijo para ella. Y lo que le alcanza no sólo se refiere a los bienes del alma, a los bienes espirituales: gracias místicas, enriquecimiento espiritual, progreso en las virtudes, sino que se extiende al plano terreno, en el que se ve obligada a meterse por razón de su carisma de Fundadora; San José le ayuda en los negocios económicos. P. Román Llamas, ocd   Próximas publicaciones: a)     Le consigue la vida b)    El don de la oración y su amistad c)     Los dineros para el primer convento  d)    Cuida de las cuatro primeras novicias e)    

I.- QUÉ DA SAN JOSÉ A SANTA TERESA 3 de 4

Y como se colige del Deuteronomio dióla Dios manzanas del cielo y rocío de la tierra y manzanas del sol y de la luna (Deut 33,13-16), porque recibió en la oración demás de muchas revelaciones, gustos, regalos y otras dádivas, sobrenaturales perfecciones, que se dicen manzanas del cielo, y por el rocío de la tierra se significa su buen ingenio y apacible condición con que Dios le enriqueció; y llámanse manzanas del sol y de la luna los trabajos de dolores en que imitó a Cristo y a las aflicciones de compasión que padeció en honra de la Virgen María. TODAS ESTAS BENDICIONES LA VINIERON POR LA VERDADERA DEVOCIÓN DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA, QUE SIEMPRE TUVO EN SU ALMA” (Sermones. Declamación en que se trata de la perfecta vida y virtudes heroicas de la Beta Madre Teresa de Jesús y de las Fundaciones de sus monasterios. Parte segunda., BMC, 16, p. 492-3)  

I.- QUÉ DA SAN JOSÉ A SANTA TERESA (2 de 4)

Santa Teresa hace esta confesión como de pasada, el que sí hace una confesión intencionada acerca de todas las bendiciones que por San José adquirió Santa Teresa es el P. Gracián por estas palabras. Comentando unos textos del A.T. sobre el patriarca José, establece una  comparación entre José y Teresa: 

I.- QUÉ DA SAN JOSÉ A SANTA TERESA (1 de 4)

  Santa Teresa lo resume en estas palabras: “Tomé por abogado y señor al glorioso San José, y encomendéme mucho a él. Vi claro que así de esta necesidad, como de otras mayores de honra y pérdida de alma, este padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora, haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo; de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor  gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso Santo tengo por experiencia que socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra, que como tenía nombre de padre –siendo ayo- le podía mandar, así en el cielo hace cuánto le pide” (V 6,6). “Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios” (V 6,7) 

SAN JOSÉ Y SANTA TERESA VI

Con el tiempo aquella experiencia de la protección de San José sufre una profunda transformación que la cambió radicalmente, y llega un momento en que esas relaciones se transforman en experiencia sobrenatural. Esto sucede cuando la Santa comienza a tener una manera nueva de experimentar las realidades sobrenaturales. También la devoción a San José, las relaciones con San José quedan tocadas suavemente y fuertemente de esos vientos místicos que han entrado en su alma por pura gracia de Dios, que los da a quien quiere, cuando quiere y como quiere. En esta línea se desarrollaron poderosamente las relaciones de amor con San José, su devoción al Santo Patriarca y las experiencias concretas de esas relaciones místicas irán apareciendo en momentos concretos y especiales de su Vida. Es ella misma quien nos informa sobre el particular. Se trata de las apariciones y visiones con que le agracia San José. Entre ellas destaca la que describe en el capítulo 33 que luego veremos. Y desde estas rel

SAN JOSÉ Y SANTA TERESA V

Y por parte de San José, se manifiestan en hacerle experimentar que es un Santo lleno de bondad y de poder, que es un verdadero padre y señor, que le saca de sus necesidades con mucho más bien que ella sabía pedírselo. Podemos decir que entre Santa Teresa y san José se establece como un pugilato a ver quién da más. San José se desvive por derramar su bondad y su poder sobre ella, Santa Teresa se desvive por corresponderle con una auténtica devoción y práctica, y así se desarrolla una carrera de gracia: a más gracia de san José, más devoción de Santa Teresa, esta mayor devoción provoca en él una mayor protección y gracia. Cuanto la va más honrando y hermoseando a Santa Teresa, más se prenda y enamora de ella…        

SAN JOSÉ Y SANTA TERESA IV

Unas relaciones de amistad con San José que, por parte de Santa Teresa, se traducen en “devoción”, es decir, un profundo acto religioso cargado de entrega, amor, veneración respetuosa, confianza, que inicialmente está cargado de interés: petición de ayuda, de medicina celeste para su enfermedad y que le lleva a encomendarse muchas veces a él. Todo ello –entrega, amor, veneración, confianza, petición-  en el ánimo de Teresa era un producto puro y sincero de su corazón y de su fe, el resultado directo del gesto inicial con el que se volvió al santo Patriarca, escogiéndolo por abogado, pidiendo una ayuda material y esperando entregarse seriamente a una vida de oración. Ella misma se dio enseguida cuenta de lo bien que había elegido. Comenzó a ver por experiencia, claramente la suave y benéfica correspondencia del Santo desde el cielo. Esta experiencia teresiana de la protección universal de San José es un dato fundamental y decisivo en la historia de las relaciones de la Santa con el

SAN JOSÉ Y SANTA TERESA III

Muchos santos, pero uno singular, no sólo por ser el primero en la lista, sino por razón de sus vivencias espirituales especiales con él, por su amistad con él: este es San José. Como muchos amigos y confidentes, pero un especial: el P. Gracián. Para Santa Teresa San José es único y más que alistarlo con los otros santos él se mueve en la esfera de Jesús y María; con ellos forma categoría aparte.

SAN JOSÉ Y SANTA TERESA II

Pocas personas en la historia de los mortales tan dotadas para relacionarse con los demás como Santa Teresa de Jesús. Estaba hecha para la amistad abierta y generosa, para una vida de relaciones sociales y espirituales amplias y variadas. De hecho, en el campo concretamente carmelitano, desde el General para abajo, se relacionó con tantísimos frailes y monjas; en los ambientes eclesiásticos, desde cardenales y obispos, pasando por teólogos, letrados, espirituales y santos hay un verdadero desfile de personas y personajes que pasan y se relacionan con ella; en el sector civil, desde el Rey para abajo aparecen grandes señores, marqueses, condes y duques, nobles y gente plebeya, carreteros, espoliques, y carteros, mercaderes y tratantes…, no hay clase social con la que no se relacione. Para todos tiene su palabra la Madre Teresa. La abundancia de cartas –y se han perdido muchas- y la variedad de personas a quienes escribe es una prueba de esa amplitud y capacidad polifacética de relacione

SAN JOSÉ Y SANTA TERESA

Quizás no existe otra pareja tan unida en la hagiografía católica como San José y santa Teresa. Santa Teresa no se explica sin San José ni la popular y universal devoción a San José sin Santa Teresa. Es así como lo ha querido Dios en sus caminos salvadores y en su historia de la salvación. Para hablar de las relaciones personales entre San José y santa Teresa lo vamos a hacer en dos capítulos: a) Qué dio San José a Santa Teresa. b) Qué dio Santa Teresa a San José.

DEVOCIÓN A SAN JOSÉ DEL BEATO PÍO IX PAPA (9 de 9)

         Cinco días antes de su muerte, con ocasión de la audiencia del 2 de febrero de 1878 fue preguntado por un religioso por qué estaba tan sereno, su respuesta fue esta. “¡Ah! Es que ahora san José es más conocido. ¡De aquí mi confianza! Si no yo, mi sucesor asistirá al triunfo de la Iglesia de la que yo le he declarado solemnemente Patrono”.  

DEVOCIÓN A SAN JOSÉ DEL BEATO PÍO IX PAPA (8 de 9)

         Para recuerdo y memoria de la proclamación de san José como Patrono de la Iglesia católica, el papa Pío IX mandó que elaborasen un gran tapiz, Se comenzó el año 1871, pero no se acabó hasta el 1915 bajo el pontificado de Benedicto XV que lo inauguró. En el cuadro, que representa a san José con el niño en sus brazos, están bien visibles el año de MDCCCLXXI y el escudo del Papa Pío IX. Dos ángeles de rodillas, a los pies del Protector de la Iglesia, sostienen: uno la basílica de san Pedro y el otro el Decreto de Pío IX Quemadmodum Deus.  

DEVOCIÓN A SAN JOSÉ DEL BEATO PÍO IX PAPA (7 de 9)

         Al P. Rossière le agradece un libro que le ha enviado y sobre todo le agradece el celo que dicho Padre ha demostrado difundiendo el culto a san José , “no solo porque es tratado con sumo honor aquel al que el Verbo hecho carne obedeció y la Madre de   Dios sirvió, sino también porque necesitando la Iglesia, especialmente en estos tiempos, de ayudas del todo poderosísimas, no se puede encontrar ningún patrocinio más oportuno y más firme, después del de María, que el favor de san José, al cual ciertamente no negará nada el que quiso estarle sujeto. Estos obsequios, además, otorgan y confieren una gran eficacia a las súplicas que dirigimos a la Virgen, desde el momento que ella no puede no gozar de los honores tributados a su esposo, a cuya veneración nos atrae con su propio respeto. Dios, de hecho, que con las ardientes llamas de caridad, encendidas hoy en todo el pueblo cristiano hacia el educador de su beatísimo Hijo, parece decirnos todos: `Id a José´, se complacerá ciertam

DEVOCIÓN A SAN JOSÉ DEL BEATO PÍO IX PAPA (6 de 9)

         Pío IX no es solamente el Papa de la Inmaculada, sino también el Santo de San José, pues aunque no faltan otras Papas que se interesaron por él, que él recuerda en la Letra apostólica Inclytum Patriarcam, pero es Pío IX, como reconoce san Juan XXIII, “el que abrió una vena de riquísimas y preciosísimas inspiraciones a sus sucesores ” (19 de marzo de 1861).  

DEVOCIÓN A SAN JOSÉ DEL BEATO PÍO IX PAPA (5 de 9)

         El Beato Pío IX era devotísimo de la Virgen María y una expresión singular de esta devoción fue la proclamación como Dogma la verdad, vivida totalmente y desde siempre en el pueblo cristiano, de la Concepción Inmaculada de María: En nombre de nuestro Señor Jesucristo declaramos que ha sido revelado por Dios que la Virgen María, por gracia singular y privilegio de Dios omnipotente, y en vista de los méritos de Jesucristo, fue preservada inmune de toda mancha de pecado original. Así lo afirma en la Bula Inefabillis Deus del 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada, de 1854. Es el día que escogió también para proclamar solemnemente a san José Patrono de la Iglesia católica: 8 de diciembre de 1870.