Santa Teresa afirma que San José es Maestro de oración. “En especial personas de oración siempre le habían de ser muy aficionadas…Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino” (V 6,8). Esta afirmación la hace desde su propia experiencia. Al acudir a él le ha experimentado como maestro soberano de oración. Nos confiesa cuánto le costaba la oración, durante veinte años no podía ir a la oración si no tenía un libro al lado. Este libro era, sin duda, los evangelios y epístolas de la Misa. Leería más de una vez los evangelios que hablan de san José.
Y, sobre todo, cuántas veces no pensaría y
meditaría en su corazón en San José y hablaría en amistad con él. Ella misma
nos confiesa que a raíz de la curación de la gravísima enfermedad “comencé a
hacer devociones de misas y cosas más aprobadas de oraciones…y tomé por abogado
y señor al glorioso San José… Procuraba yo hacer su fiesta con toda la
solemnidad que podía” (V 6,6 y 7).
Sabemos que un alimento extraordinario de la
práctica de la oración es la Liturgia de la Horas, el rezo del oficio divino.
El oficio divino que se leía en tiempo de Santa Teresa es un oficio riquísimo
de contenido josefino y de puntos de meditación y reflexión sobre San José en
sus lecciones y antífonas.
Si Santa Teresa llega a ser maestra
insuperable de oración. –en la oración litúrgica de su fiesta se dice que el
Espíritu Santo la suscito para enseñar a la Iglesia el camino de la
oración- es porque tuvo un maestro insigne en San José. San José le
regaló el don de la oración.
Decir que San José le alcanza el don de la
oración es decir que le brinda su amistad. ¿No es para ella la oración un
“trato de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos
nos ama?” (V 8,5).
Santa Teresa estaba dotadísima para la
amistad, como lo vemos por la innumerable muchedumbre de amigos que tiene en
todas las esferas sociales. Al alcanzarle el don de la oración le ofrece su
amistad. Podemos aplicar a San José lo que afirma inmediatamente antes de
definir la oración mental como trato de amistad: “Y si persevera (en el camino
de la oración), espero yo en la misericordia de Dios, que nadie le tomó por
amigo que no se lo pagase” (V 8,5). San José se lo pagó haciéndose su maestro
desde la amistad. San José le brindó su amistad y la Santa la acogió, la vivió,
la fomento, ininterrumpidamente. San José es su padre y señor, su verdadero
padre, y, al hablar de San José como padre, hay que entenderlo desde la figura
de su padre, que al mismo tiempo que padre le trata como a un amigo: le
quiere muchísimo y le introduce en el camino de la oración.
Al hablar de San José como su señor
tengamos en cuento estas palabras de la Santa referidas a nuestro Señor: veía
que, aunque era Dios, era hombre, que no se espanta de las flaquezas de los
hombres…” Puedo tratar como con amigo, aunque es Señor” (V 37,6). Pues, esto le
pasa con San José, que puede tratar con él como con amigo, aunque es su señor y
padre. Y así es el trato de Santa Teresa con San José. Conversa con
él a diario, le pide como a amigo que nunca falta: Lo que dice de Cristo
se lo podemos aplicar a sus relaciones con San José. “Con tan buen amigo
presente, con tan buen capitán…todo se puede sufrir; es ayuda y da esfuerzo,
nunca falta, es amigo verdadero… ¿Qué más queremos de un tan buen amigo al
lado, que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones, como hacen los del mundo?
es muy buen amigo Cristo” (V 22, 6 y 10).
Y es que no puede tratarle de otra manera,
porque tiene tan entrañada la amistad en lo que tiene de más profundo y
característico, afecto personal puro y desinteresado, ordinariamente recíproco,
que nace y se fortalece con el trato, que no puede tratarle desde otra
dimensión. Para Santa Teresa todos los que entran en el círculo de sus
relaciones personales más estrechas son amigos suyos.
P. Román Llamas, ocd
Próximas publicaciones
c) Los dineros para el primer convento
d) Cuida de las cuatro primeras novicias
e) La libra en un peligro muy grave.
f) La gracia de determinadas gracias místicas.
Conclusión
II.- qué dio santa Teresa a san José
a) Dar la Reforma del Carmelo a San José
b) Le da el título de sus conventos
c) Le da su imagen en sus fundaciones,
d) Celebración de su fiesta
e) Su propaganda cautivadora
f) El capítulo 6 de su Vida, panegírico de San José
Conclusión
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