Pío IX no es solamente el Papa de la Inmaculada, sino también el Santo de San José, pues aunque no faltan otras Papas que se interesaron por él, que él recuerda en la Letra apostólica Inclytum Patriarcam, pero es Pío IX, como reconoce san Juan XXIII, “el que abrió una vena de riquísimas y preciosísimas inspiraciones a sus sucesores” (19 de marzo de 1861).
En una alocución de 1854 Pío IX decía que san José es la más segura esperanza de la Iglesia después de la Virgen María y en unión con ella.
En
otra alocución de 1862 abogaba por que los sostenes de la Iglesia naciente, que
son Jesús, María y José, volviesen a tomar el puesto que nunca deberían haber
perdido. María y José han salido del corazón de los hombres y hasta que no vuelvan
a retomar el poder que en ellos ejercían, el mundo no se salvará. Pero yo
espero seguro para los años venideros que san José sea mejor conocido, más
amado y más honrado. ¡Él nos
salvará!
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