Cinco días antes de su muerte, con ocasión de la audiencia del 2 de febrero de 1878 fue preguntado por un religioso por qué estaba tan sereno, su respuesta fue esta. “¡Ah! Es que ahora san José es más conocido. ¡De aquí mi confianza! Si no yo, mi sucesor asistirá al triunfo de la Iglesia de la que yo le he declarado solemnemente Patrono”.
En
la Letra apostólica Iam alias, del 1 de julio de 1861, concediendo indulgencia
plenaria al ejercicio de culto perpetuo en honor de san José, no hace más que
revelar su profunda devoción al santo Patriarca por estas palabras: “Nos
tenemos sumo interés en que los fieles veneren con honor perpetuo al que fue
custodio de Jesús y esposo de la Inmaculada Madre de Dios y se hagan verdaderamente
imitadores de sus virtudes”
En
el Papa Pio IX tenemos un ejemplar admirable y un modelo maravilloso de
devoción auténtica y probada, de confianza consumada, de alegre esperanza y de
caridad ardiente a nuestro Padre y Señor San José.
P.
Román Llamas, ocd
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