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Mostrando entradas de diciembre, 2020

COMENZAR SIEMPRE DE BIEN EN MEJOR

En este nuevo año que comenzamos, 2021, quiero comentar estas palabras de santa Teresa: “Ahora comenzamos y procuren comenzar siempre de bien en mejor” (F 29,32). En este capítulo habla de la fundación de Palencia y recuerda que ya hace unos meses se ha llevado a cabo la separación de la Reforma entre los hombres, por ella fundada, de los carmelitas calzados, se ha celebrado capitulo provincial en Alcalá de Henares en marzo de 1581, en el que se nombraron los nuevos supriores y se aprobaron las nuevas Constituciones que regirán la vida de la nueva Provincia. La Santa no puede por menos de expresar su contento y alegría por tal acontecimiento. Santa Teresa no se refiere solo al comienzo de la nueva Provincia, sino a cada religioso: procuren ir comenzando de bien en mejor, para que el seguimiento de Jesucristo vaya creciendo siempre en perfección.  En este año que comenzamos, comencemos por la experiencia y amor a Jesucristo que es todo nuestro Bien y el único Nombre debajo del cielo en

SAN JOSÉ ESPOSO DE MARÍA (4 de 4)

El amor produce fecundidad. Hablando de Sebastián Bach escribe un autor que este nunca hubiese compuesto la maravilla de su obra musical, esa maravilla de armonía y serenidad de no haber tenida a su lado el amor de Ana Magdalena. ¡Cuántos genios se habrán malogrado por no haber tenido a su lado el amor de una esposa buena y cariñosa! Para comprender hasta dónde llega la perfección y plenitud de amor de los corazones de este matrimonio de José y María hay que tener en cuenta que ambos han sido elevados por Dios al estado más alto a que se puede llegar en esta vida: el matrimonio espiritual que es la perfección, el summum  del amor entre Dios y el hombre, la Virgen María desde el primer instante de su Concepción Inmaculada, san José desde su santificación en el seno de su madre y además en el grado supremo, y las obras de estas personas son todas divinas como dice san Juan de la Cruz: “De donde, el alma que está en estado de transformación de amor, podemos decir que en su ordinario háb

SAN JOSÉ ESPOSO DE MARÍA (3 de 4)

   Y este amor no solo no desaparece ni se enfría, sino que día a día va creciendo, su vida matrimonial es un ejercicio continuo de amor -solo en amar es su ejercicio-. Sus relaciones con María es como un continuo hacer milagros, porque las expresiones de amor, como el mejor signo del Reino de los cielos, aunque sean en cosas pequeñitas, pero con totalidad de amor son los mejores milagros. El milagro de acogerla en su casa, el llevarla consigo a Belén, el de acompañarla en todo momento… Algunos pintores nos presentan a san José lavando los pañales del Niño Jesús, o dándole a comer las sopas. San José colabora en todos los trabajos y quehaceres de la casa y la familia.   El amor le lleva a descubrir lo que realmente es suyo y lo que debe a María. Si lo pensamos detenidamente es realmente asombroso lo que debemos y hemos recibido de los demás, de los padres, hermanos, amigos, lo que hemos recibido de personajes grandes de la historia, de los sabios, de los santos, de san José concretam

SAN JOSÉ EN EL MISTERIO NATALICIO

            San José vive el misterio del nacimiento de Jesús en una intimidad muy íntima con María, su esposa, y abundan en los mismos sentimientos de pasmo y asombro y de alegría y gozo. Aunque el ángel le ha dicho que imponga el nombre de Jesús al niño que va a nacer de su esposa María, porque salvará a su pueblo de sus pecados, al tenerle delante de sí, recién nacido, no puede menos de pasmarse, de maravillarse, de caer de rodillas y adorar la Belleza, la Fuerza y la Grandeza de aquel niño Dios, en un profundo y lleno silencio que es la mayor alabanza, junto con su esposa María. Ha bajado al mundo en carne humana la bondad, la benignidad, la ternura infinita de Dios. Y él es su padre por designio de Dios, que le casó con la Virgen María antes de nacer el niño.             En la pobreza del establo y la ausencia de conocidos y allegados, reina una inmensa alegría en el corazón de José y de su esposa María. Si siempre el nacimiento de un niño es motivo de mucha alegría, el nacimien

SAN JOSÉ ESPOSO DE MARÍA (2 de 4)

Que san José es esposo de María es lo primero que nos recuerdan los evangelios: san José marido de María, vir Mariae , desposada con José, (Mt 1,18-19.21¸Lc 1,21; 25...27..33.48). San José es una auténtico y verdadero esposo de María. San José aporta al matrimonio un corazón joven, divinizado por torrentes de amor que el Espíritu Santo ha derramado sobre él, profundamente religioso, reflexivo, de finos y nobles sentimientos. San José es un esposo que vive de amor, que pone el amor como base de su vida matrimonial, como la pone María su esposa. Él sabe que el amor es lo único que permanece para siempre. Un enfermo puede conservar entera su capacidad de amar; pueden amar el paralítico, el moribundo, el condenado a muerte, el probado duramente. Y es la capacidad que puede llegar a cotas altísimas cuando lo fecunda el Espíritu Santo. Y ese es el caso de san José. El Espíritu Santo bajó sobre él, como se significa en la leyenda de la vara florida y bajada del Espíritu en forma de paloma y s

SAN JOSÉ ESPOSO DE MARÍA (1 de 4)

El matrimonio de José y María es un hecho de fe y se puede considerar desde distintos aspectos; quiero mirarlo desde el aspecto del amor, ya que el amor es en algún sentido la esencia del matrimonio. Un matrimonio sin amor no es verdadero matrimonio. Este matrimonio de José y María fue concebido y realizado bajo la inspiración del Espíritu Santo y el Espíritu Santo todo lo hace bien y perfecto y por amor, porque él es Amor. Lo primero que tenemos que desterrar en él, por lo que se refiere a la figura de san José, es que era viejo -alrededor de los 100 años, viudo y con hijos-. ¿Si tú tuvieses una hija bellísima, dotada de todo lo mejor la casaría con un hombre viejo, viudo y con hijos? Segurísimamente que no. Y ¿vamos a pensar que Dios escogió un hombre así para su hija amadísima la virgen María, y dotada de todo lo mejor en grado sumo, él que todo lo ha regulado con medida, número y peso? (Sab 11,20). Solo pensarlo da grima, Es una de tantas ideas falsas y erróneas de los evangelios

NAVIDAD

           Navidad es el Emmanuel, el Dios con nosotros que nos introduce a todos en la dimensión de la Divinidad concediendo a quien lo acoge con fe y amor la posibilidad de hacerse hijo de Dios, pudiendo vivir su misma vida, que es Amor, porque Dios es Amor. Este es el significado de la salvación que anuncian los ángeles a los pastores: No temáis, pues os anuncio una gran alegría: os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo Señor (Lc 2,10-11).          Navidad es la celebración de un acontecimiento pasado que se ha convertido en un hecho que se realiza entre nosotros y en nosotros. Hoy os ha nacido. Esta noche nace el Amor en nosotros. ¿Nace de verdad? Porque si Jesús, que es Amor, nace en mí, debo asumir de tal manera las actitudes de Jesús, que cuando yo me presente en alguna parte, todos puedan decir: ha aparecido la bondad y el amor de Dios.  En mi rostro, en mis gestos, en mis modales debo irradiar algo de la bondad y la ternura de Dios. En mis saludos,

NAVIDAD

         La Navidad es que Dios amor se ha hecho niño, ha optado por la pequeñez, la debilidad, la ternura, por lo que no cuenta. Dios ha escogido lo humano, la humildad, la sencillez. Dios ha escogido la bondad, la confianza, el amor.          Buena lección para nuestras ambiciones, orgullos y soberbias. Sabía muy bien que la raíz primera de nuestros males está en ese instinto de “querer ser como Dios”. Por eso Dios para contrarrestar ese instinto se ha querido hacer como hombre enteramente igual al hombre, menos en el pecado, incluso por debajo de muchos hombres ¡Que el Niño que está en el pesebre es Dios! Nosotros queremos ser los primeros, él el último. Nosotros queremos dominar; él quiere servir. Nosotros queremos triunfar, él sólo quiere amar. Este Dios niño nos da a entender que lo fuerte y lo bonito está en la bondad y en el amor, que no hay nada más fuerte que vivir para los demás, que no hay nada más hermoso que hacer de la vida un poema de amor a Dios y a los hombres, en

NAVIDAD

         Os ha nacido un hijo, un Niño se os ha dado.   Pero no es un niño cualquiera. Es el Hijo de Dios encarnado y nacido de María, es el Hijo de Dios, el Rostro visible del Padre que viene a revelarnos en la humildad de su nacimiento el corazón de Dios. Ese Niño es el amor del Padre encarnado: ha aparecido la gracia, la bondad de nuestro Dios, es la manifestación asombrosa de Dios Amor. Y aparece en debilidad, en la vulgaridad de un niño cualquiera. Así es Dios cuando se acerca a los hombres, se hace en todo semejante a ellos, excepto en lo malo. Ha aparecido la ternura, la misericordia de Dios, el cariño y el perdón de Dios, la cercanía y la amistad de Dios, la humildad y la paciencia de Dios. Se han manifestado la entrañas paternales y maternales de Dios.          La Navidad es eso: que se abrió el cielo y las nubes empezaron a llover a Dios, tierna y mansamente. Llovió el perdón de Dios y esa noche divinamente iluminada se borró la iniquidad de la tierra; llovieron las gener

MARÍA Y JOSÉ SEMEJANTÍSIMOS actualización

   A cualquiera se le alcanza que si el matrimonio de María y José es un matrimonio predestinado por Dios desde la eternidad y realizado por el Espíritu Santo, que los casó, han de ser muy semejantes, muy iguales, que entre ellos tiene que haber una semejanza extraordinaria, y así es en verdad. Un autor del siglo XVII la expone con estas palabras:   Si cuando Dios dio esposa a Adán, se dijo: demos a Adán una ayuda semejante a él, cuanto más en el matrimonio de María y José, predestinado y preparado para traer al mundo al Salvador y Redentor de la humanidad procuraría que los dos fuesen perfectísimos e iguales. Y así, aunque la bienaventurada Virgen María sea la primera en santidad, como convenía a la madre de Dios, San José goza también de ella y esta santidad le convierte en tal cual convenía al que tenía que tener por esposa a la misma Madre de Dios. Dice San Bernardo: “¿Cómo puede una mente discreta pensar que el Espíritu Santo uniese con tan gran unión, como es la del matrimonio,

EL ADVIENTO DE SAN JUAN DE LA CRUZ

          Ya viene el Adviento. Ya viene a la memoria San Juan de la Cruz, cuya fiesta celebramos en pleno Adviento y que con tanta hondura y exteriorización lo celebraba.   Adviento significa advenimiento y espera de Jesús. Siempre el centro es Jesucristo. Él es el principio y el fin de todo, el Alfa y la Omega. No celebramos una espera cualquier y sin más, es la espera de Jesucristo, nada menos que de Jesucristo ¿me doy cuenta de lo que significa que Jesucristo venga a mi mundo, a mi casa, a mi familia, a mí mismo?   Adviento significa tiempo litúrgico de preparación, de cuatro semanas, y adviento significa especialmente unas actitudes interiores de espera de Jesús, y en este sentido todas la vida es adviento, porque durante toda la vida tenemos que vivir estas actitudes preparatorias para la venida del Señor. Decía  Isabel de la Trinidad  en una carta a un seminarista : " me entusiasma este pensamiento: la vida del sacerdote y de la carmelita es un adviento que prepara la Encar