Al
P. Rossière le agradece un libro que le ha enviado y sobre todo le agradece el
celo que dicho Padre ha demostrado difundiendo el culto a san José, “no solo
porque es tratado con sumo honor aquel al que el Verbo hecho carne obedeció y
la Madre de Dios sirvió, sino también
porque necesitando la Iglesia, especialmente en estos tiempos, de ayudas del
todo poderosísimas, no se puede encontrar ningún patrocinio más oportuno y más
firme, después del de María, que el favor de san José, al cual ciertamente no
negará nada el que quiso estarle sujeto. Estos obsequios, además, otorgan y
confieren una gran eficacia a las súplicas que dirigimos a la Virgen, desde el
momento que ella no puede no gozar de los honores tributados a su esposo, a
cuya veneración nos atrae con su propio respeto. Dios, de hecho, que con las
ardientes llamas de caridad, encendidas hoy en todo el pueblo cristiano hacia
el educador de su beatísimo Hijo, parece decirnos todos: `Id a José´, se
complacerá ciertamente de un culto esmerado y pronto dedicado a él y prestará
una más atenta escucha a los votos hechos a él por su medio y se dejará mover
más fácilmente a misericordia”.
P.
Román Llamas, ocd
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