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NAVIDAD



         La Navidad es que Dios amor se ha hecho niño, ha optado por la pequeñez, la debilidad, la ternura, por lo que no cuenta. Dios ha escogido lo humano, la humildad, la sencillez. Dios ha escogido la bondad, la confianza, el amor.

         Buena lección para nuestras ambiciones, orgullos y soberbias. Sabía muy bien que la raíz primera de nuestros males está en ese instinto de “querer ser como Dios”. Por eso Dios para contrarrestar ese instinto se ha querido hacer como hombre enteramente igual al hombre, menos en el pecado, incluso por debajo de muchos hombres ¡Que el Niño que está en el pesebre es Dios! Nosotros queremos ser los primeros, él el último. Nosotros queremos dominar; él quiere servir. Nosotros queremos triunfar, él sólo quiere amar. Este Dios niño nos da a entender que lo fuerte y lo bonito está en la bondad y en el amor, que no hay nada más fuerte que vivir para los demás, que no hay nada más hermoso que hacer de la vida un poema de amor a Dios y a los hombres, en los que está Dos.

         La Navidad es amor, porque es la manifestación en la tierra de Dios y Dios es Amor. Así amó Dios al mundo que le envió a su Hijo, que es Amor, como él, y bondad y misericordia y ternura y perdón. Y fuente de todos los bienes auténticos y verdaderos. Navidad es alegría y paz. Paz a los hombres que ama el Señor. Esa paz que el hombre no acaba de acoger. Esa paz que falta en tantas partes de este mundo. Esa paz y alegría que falta en la tierra donde nació la Paz, en Palestina. Esa paz y alegría que pedimos al Niño de Belén para su pueblo y su nación. Y para todos los pueblos.


P. Román llamas, ocd

 

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