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SAN JOSÉ ESPOSO DE MARÍA (3 de 4)

  


Y este amor no solo no desaparece ni se enfría, sino que día a día va creciendo, su vida matrimonial es un ejercicio continuo de amor -solo en amar es su ejercicio-. Sus relaciones con María es como un continuo hacer milagros, porque las expresiones de amor, como el mejor signo del Reino de los cielos, aunque sean en cosas pequeñitas, pero con totalidad de amor son los mejores milagros. El milagro de acogerla en su casa, el llevarla consigo a Belén, el de acompañarla en todo momento… Algunos pintores nos presentan a san José lavando los pañales del Niño Jesús, o dándole a comer las sopas. San José colabora en todos los trabajos y quehaceres de la casa y la familia.

  El amor le lleva a descubrir lo que realmente es suyo y lo que debe a María. Si lo pensamos detenidamente es realmente asombroso lo que debemos y hemos recibido de los demás, de los padres, hermanos, amigos, lo que hemos recibido de personajes grandes de la historia, de los sabios, de los santos, de san José concretamente. Qué no recibió de san José santa Teresa de Jesús que dice que no hay cosa que le haya pedido que no se la haya concedido y que decía como testifica el P. Gracián que todos los dones de naturaleza y de gracia que había recibido los atribuía a su devoción a san José. y san José tenía conciencia de lo que había recibido y recibía de su esposa María y el amor se lo hacía comprender. San José era muy humilde, andaba en la verdad. A su vez el amor le hace estar abierto a su esposa. Tan pronto como surge la amistad para con Dios o la esposa, el alma sabe que no se pertenece a sí misma, que el uso legítimo de su voluntad consiste en ese reconocimiento. Y solo se obra por amor. La fe es una llama que se enciende por otra llama y Dios se llega a nosotros por el corazón de los demás.

P. Román Llamas, ocd

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