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NAVIDAD

 


         Navidad es el Emmanuel, el Dios con nosotros que nos introduce a todos en la dimensión de la Divinidad concediendo a quien lo acoge con fe y amor la posibilidad de hacerse hijo de Dios, pudiendo vivir su misma vida, que es Amor, porque Dios es Amor. Este es el significado de la salvación que anuncian los ángeles a los pastores: No temáis, pues os anuncio una gran alegría: os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo Señor (Lc 2,10-11).

         Navidad es la celebración de un acontecimiento pasado que se ha convertido en un hecho que se realiza entre nosotros y en nosotros. Hoy os ha nacido. Esta noche nace el Amor en nosotros. ¿Nace de verdad? Porque si Jesús, que es Amor, nace en mí, debo asumir de tal manera las actitudes de Jesús, que cuando yo me presente en alguna parte, todos puedan decir: ha aparecido la bondad y el amor de Dios.  En mi rostro, en mis gestos, en mis modales debo irradiar algo de la bondad y la ternura de Dios. En mis saludos, en mis palabras, mis criterios debo dejar traslucir la comprensión y cariño de Dios. En mis esperas, en mis escuchas, en mis correcciones debo manifestar la paciencia y la esperanza de Dios.

         Dejémoslo todo y como los pastores, corramos al pesebre de Belén. Depongamos toda envidia, todo desamor, todo abuso y manipulación, toda pereza, inmundicia y soberbia y corramos con lo que Dios ha puesto de bueno, noble, hermoso en nosotros al pesebre de Belén, que ahora tiene forma de Mesa compartida y Palabra proclamada en esta Eucaristía y digamos al Padre del Niño del pesebre: Oh Dios, concédenos compartir la vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana.

         Cristo ha nacido para nosotros, ¡venid a adorarlo! Y acojámosle que en el Padre nos lo ha dado todo.

         Desde estas consideraciones en nombre propio y de toda esta comunidad de carmelitas descalzos de San Benito os deseo y pido al Señor unas felicísimas Fiestas de Navidad, que el Dios con nosotros derrame a raudales su gracia, su alegría y su amor y su paz sobre todos y cada uno y las siga derramando a lo largo de todo el año, que os deseo colmado de las bendiciones materiales y espirituales de Dios Padre y Amor.

 

P. Román Llamas, ocd

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