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SAN JUAN DE LA CRUZ DESCUBRIDOR DE MARÍA Y JOSÉ ...

 


Y sintiendo las soberanas mercedes aquí “¡Cómo se derretirá en su amor! ¡Cómo agradecerá ella viendo estos pechos de Dios abiertos para sí con tan soberano y largo amor! Sintiéndose puesta entre tantos deleites, entrégase toda a sí misma a él, y dale también los pechos de su voluntad y amor, y sintiéndolo, pasando en su alma al modo que la esposa lo sentía en los Cantares hablando con su Esposo, en esa manera: Yo para mi amado y la conversión de él para mí. Ven Amado mío…(Cant7,10-13), esto es, los deleites y fuerzas de mi voluntad emplearé en servicio de tu amor; y por pasar así estas dos entregas del alma y de Dios, las refiere en esta canción 27: 

           Allí me dio su pecho….

En esta canción cuenta la esposa la entrega que hubo de ambas las partes en este espiritual desposorio, matrimonio de ella y de Dios, diciendo que en aquella interior bodega de amor se juntaron en comunicación de él a ella, dándole el pecho ya libremente de su amor, en que la enseñó sabiduría y secretos y ella a él. entregándose ya toda, sin ya reservar nada para sí ni para otro, afirmándose ya por suya para siempre. (CE 27,3).

Dar el pecho uno a otro es darle su amor y amistad y descubrirle sus secretos como a amigo. Y así el alma comunica a Dios su amor y sus secretos, lo cual hace Dios con el alma en este estado (CE 27,4).

           Allí me enseñó ciencia muy sabrosa

  Esta ciencia muy sabrosa es la TEOLOGÍA MÍSTICA que es ciencia secreta de Dios, que llaman los espirituales contemplación, la cual es muy sabrosa porque es ciencia por amor, el cual es su maestro de ella y el que todo lo hace sabroso. Y cuando Dios comunica esta ciencia al alma con amor esle sabrosa para el entendimiento, que es ciencia que pertenece a él y esle también sabrosa a la voluntad, pues es en amor el cual pertenece a la voluntad. (CE 27,5).

       Y yo le di de hecho

a mí sin dejar cosa

En aquella bebida de Dios suave, se embebe el alma en Dios muy voluntariamente y con grande suavidad se entrega a Dios toda, queriendo ser toda suya y no tener cosa que sea ajena a él para siempre, transformándola en si mismo. Y transformándola en sí la hace toda suya y evacua de ella todo lo que tenía ajeno de Dios. Y sí no solamente en la voluntad sino también en la obra, queda ella de hecho sin dejar cosa toda dada a Dios, sí como Dios se le ha dado libremente a ella, de manera que quedan pagadas aquellas dos voluntades entregadas y satisfechas entre sí, de manera que de nada haya de faltar ya la una a la otra, con fe y firmeza de desposorio (CE27,6).

El alma está como divina y endiosada de manera que aún los primeros movimientos no tiene contra lo que es voluntad de Dios en todo lo que ella puede entender. Por el contrario, esos primeros movimientos en el entendimiento y voluntad y memoria y apetito en los primeros movimientos, de ordinario se mueve se inclina a Dios por la grande ayuda y firmeza que tiene ya en Dios y perfecta conversión al bien. (CE 27,7).

Continuará...



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