
Las
cuales, dice, acaecen y hieren
¡De
mi alma en el más profundo centro!
“Porque
en la sustancia del alma, donde ni el centro del sentido ni el demonio puede
llegar, pasa esta fiesta del Espíritu Santo; y, por tanto, tanto más segura,
sustancial y deleitable cuanto más interior ella es, porque cuanto más interior
es, es más pura, y cuanto hay más de pureza, tanto más abundante y frecuente y
generalmente se comunica Dios. Y así es tanto más el deleite y el
gozar del alma y del espíritu, porque es Dios el obrero de todo sin que el alma
haga de suyo nada… Su negocio es ya solo recibir de Dios, el cual solo puede en
el fondo del alma, sin ayuda de los sentidos, hacer obra y mover al alma en
ella. Y así todos los movimientos de tal alma son divinos, y aunque son suyos,
de ella lo son porque los hace Dios en ella con ella, que da su voluntad y
consentimiento” (n.9).
¿Qué
significa en el más profundo centro cuando el alma no tiene centros, en ella no
hay partes, y toda ella es de una manera y no tiene centro de hondo y
menos hondo, es como el aire que todo está de una manera ilustrado y no
ilustrado en más o en menos?
Llamamos
centro más profundo, que es a lo que más puede llegar un ser y virtud y fuerza
de su operación y movimiento y no puede pasar de allí. La piedra que tiene
virtud y movimiento natural y fuerza para llegar al centro de su esfera y
llegará si no encuentra impedimentos.
El
centro del alma es Dios, al cual, cuando ella hubiere llegado según toda la
capacidad de su ser y según la fuerza de su operación e inclinación, habrá
llegado al último y más profundo suyo en Dios, que será cuando con todas
sus fuerzas entienda y ame y goce a Dios.
P.
Román Llamas, ocd
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