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SAN JOSE EN LA LLAMA DE AMOR VIVA (10 de 11)



Por eso, no hay que tener por increíble que a un alma ya toda transformada en Dios y hallada fiel en el amor deje de cumplirse en esta fiel alma en esta vida lo que el Hijo de Dios prometió, conviene a saber: que si alguno le amase, vendría  la Santísima Trinidad en él y moraría de asiento en él (Jn 14,23), lo cual es  ilustrándole el entendimiento divinamente con la sabiduría del Hijo, deleitándole la voluntad  en el Espíritu Santo y absorbiéndola el Padre poderosa y fuertemente en el abrazo abisal de su dulzura. (n. 15). 

Y lo que la operación del Espíritu Santo hace en esta alma es mucho más que lo que en la comunicación y transformación de amor pasa; porque lo uno es como ascua encendida y lo otro como ascua en que tanto se afervora el fuego que no solamente está encendida, sino echando llama viva (n. 16).

Por lo tanto, sintiendo el alma que esta viva llama del amor, vivamente le está comunicando todos los bienes, porque este divino amor todo lo trae consigo, dice: ¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres! 

P. Román Llamas, ocd


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