El silencio de san José es un silencio
eminentemente contemplativo, es una subidísima contemplación, nos dice el Papa
San Juan Pablo II, es decir, un silencio en el que Dios le enseña dice san Juan
de la Cruz, “la ciencia sabrosa que es la
ciencia secreta de Dios muy sabrosa, porque es ciencia por amor, el cual es el
maestro de ella y el que todo lo hace sabroso” (CE 27,5). Le enseña la
ciencia del amor, la única que quería santa Teresita. En el contacto y trato
silencioso y diario con Jesús y María. Dios Padre le está enseñando esta
ciencia. La abundancia de amor que el Espíritu Santo derrama en el
corazón de san José no es fácil comprenderlo. Abismos de amor se van
desarrollando en él. Por eso, su vida es sabrosísima en cada momento, aún en
medio de los trabajos y sufrimientos que tuvo que pasar en su vida que no
fueron pocos y livianos, sino bien duros, porque los vive con abismos de
callado amor que hay en su corazón, que el amor es el que lo hace todo sabroso.
La revelación del misterio que el Espíritu Santo realiza en María, su mujer, dice el evangelio que se lo manifestó a José en sueños. ¿Quizás soñó José con lo que había descubierto despierto? José se ha dado cuenta de lo que se nota en María y entra en duda de qué actitud debe tomar ante tal suceso, no sabe qué hacer. Hasta se le ocurre despedirla en secreto. Con estos pensamientos se acuesta, se duerme y sueña. ¿Qué sueña San José? ¿Qué se le representa a San José en sueños? Lo que ha imaginado y soñado despierto. Que María es una criatura encantadora, una joven responsabílisima. Que María no ha podido hacer nada innoble. Y que Dios no ha podido permitir que un desalmado la haya desflorado. ¿Qué habrá pasado? ¿Quizás ha intervenido milagrosamente el Todopoderoso y por obra del Espíritu Santo María está encinta, como profetizó el profeta Isaías? Porque los signos de una maternidad son evidentes. ¿Qué hago? Y en el sueño se agolpan los pensamientos. ¿Darle el libelo de repu
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