San Bernardino de Siena, promotor
incansable de este santísimo Nombre y que predicaba mostrando en una tabla el
anagrama de Jesús, JHS, predicaba que “el nombre de Jesús es el brillo de los predicadores. ¿De dónde piensas
que procede tanto esplendor y que tan rápidamente se haya propagado la fe por
todo el mundo sino por haber predicado a Jesús? ¿Acaso no es por la luz y
dulzura de este nombre por el que Dios nos llama y conduce a la gloria? ¡Oh
nombre glorioso, nombre regalado, nombre amoroso y santo! Por ti la culpa se
borra, los enemigos huyen vencidos, los enfermos sanan, los atribulados y
tentados se robustecen y se sienten gozosos todos. Tú eres la honra de los
creyentes, tú el maestro de los predicadores, tú la fuerza de los que trabajan,
tú el valor de los débiles”.
“¿De
quién me han venido a mi todos los bienes, sino de Vos, Jesús?”, dice nuestra Madre santa Teresa.
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