Ir al contenido principal

LA SAGRADA FAMILIA EN EL EVANGELIO (3 de 9)



De otra parte, de los relatos evangélicos se desprende que esta familia vive como cualquier otra familia de Nazaret. Y así, cuando el Emperador romano manda que se haga un censo de toda la población y que cada uno vaya a empadronarse en su lugar de origen, José, con María embarazada del Hijo de Dios, camina los cien kilómetros que separan Nazaret de Belén para cumplir la orden del Emperador. Al llegar a Belén y no encontrar lugar en el mesón tiene que recogerse en una cueva que encuentra en los alrededores del pueblo. Y estando en la cueva a María le llegó la hora de dar a luz a su hijo y allí nació de ella Jesús, como le llamara el ángel con anterioridad. Así de escuetamente narra el evangelista el nacimiento del Salvador del mundo. Nada dice de la reacción de José y María ante el nacimiento del Hijo de Dios. Que viene a salvar al mundo. Solamente que su madre lo envolvió en pañales y le recostó en el pesebre y cuando llegó el tiempo de la circuncisión a los ocho días del nacimiento, que José le impuso del nombre de Jesús, conforme le había dicho el ángel antes de nacer el Niño de su esposa.

  Siguiendo las leyes de Moisés, José y María presentaron al Niño Jesús al Señor en el templo, no pagaron rescate por él, pues no lo dejaron al servicio suyo, sino que lo consagraron al Señor; sí pagaron el rescate por la purificación de la Madre y, además, aparece un personaje singular, el anciano Simeón, que pronuncia unas palabras proféticas y misteriosas sobre el Niño y la Madre (Lc 2,22-35).
           P. Román Llamas ocd

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL AÑO JUBILAR DE SAN JOSÉ : Los pequeños servicios

Digo los pequeños servicios, pero para Dios no hay pequeños servicios porque en ello se trata de dar la voluntad a Dios Padre y cuando se trata de dar la voluntad a Dios no hay cosa pequeña, porque el más grande es precisamente dar la voluntad a Dios ya que Dios no mira la materialidad de las obras sino el amor, la voluntad con que se hacen. Me refiero a esas pequeñeces que san José te presenta siempre en la vida real que es de comunicación con muchas personas ¡Cuántas pequeñas cosas de bien que nos presenta al hilo de cada día que pudimos hacer y no hicimos! ¡Cuántas pequeñas mortificaciones que pudimos aprovechar para el bien de los demás y no las hemos aprovechado! Como una sonrisa cuando no tengo ganas de sonreír, con lo barata que es una sonrisa, una palabra amable cuando estás malhumorado, un devolver siempre bien por el mal que te hagan, un acompañar a una persona indefensa, no hacer nunca   a nadie lo que   no quieres que te hagan a ti, ayudar a una persona mayor a...

carta P General Miguel Márquez

  Querido Román padre y hermano. Nos sentimos todos huérfanos de tu presencia en esta hora de despedidas. Pero quiero expresarte lo que no te dije en vida ahora que me puedes escuchar mejor aún, aunque siempre escuchabas atento.   Gracias por tu testimonio de entusiasmo por la vida y por el presente. Gracias por regalarme en tu persona un ejemplo de dignidad amable y de amistad fiel con tantísima gente que encontraba en ti un apoyo seguro y una palabra sabia.   Nos has enseñado en tu manera de vivir algo que difícilmente aprendemos: el cuidado de ti mismo, de tu salud y de tu descanso, tus paseos y tu constancia, tu manzana y tu zumo de limón. Hemos vivido juntos seis años que fueron decisivos. Me enseñaste con la vida y con la entrega lo que ningún discurso acierta a decir. Dondequiera que voy me preguntaban por ti y todos los que te recuerdan de Roma son unánimes en la nobleza de tu presencia y la capacidad para dar alas y confianza a cada uno. La sonrisa con...

SAN JOSÉ CONTEMPLATIVO (6 de 6)

Las altas comunicaciones místicas, como las que experimentó santa Teresa de Jesús, y con cuánto sabor espiritual, como ella cuenta, se experimentan en el más profundo y amoroso silencio. Escribe santa Teresa: “Pasa con tanta quietud y tan sin ruido todo lo que el Señor aprovecha aquí al alma y la enseña, que me parece que es como en la edificación del templo de Salomón adonde no se había de oír ningún ruido (1Rey 6,1), así es en este templo de Dios, en esta morada suya, solo él y el alma se gozan con grandísimo silencio” (7M 3,11). Con grandísimo silencio se gozan san José y el Espíritu Santo en la comunicación y enseñanza de esta ciencia de amor que este le va enseñando día tras día. San Juan de la Cruz afirma a su vez: “porque lo que Dios obra en este tiempo no lo alcanza el sentido, porque es en silencio, que como dice el sabio, las palabras de la sabiduría oyense en silencio” (Eclo 9,17) (Llama, 3.67). P. Román Llamas, ocd