En la anotación
para la canción 28, la canción del Cántico más querida por santa Teresita,
escribe: “Pero porque dijimos que Dios no se sirve de otra cosa sino de amor,
antes que la declaremos, será bueno decir aquí la razón y es que aunque todas
nuestras obras y todos nuestros trabajos, aunque sean lo más que puede ser, no
son nada delante de Dios, no son nada ni pueden cumplir su deseo, el cual solo
es de engrandecer al alma… si de algo se sirve es de que al alma se
engrandezca, y como no hay otra cosa en que más se pueda engrandecer que
igualándola consigo, por eso solamente solo se sirve de que le ame, porque la
propiedad del amor es igualar al que ama con la cosa amada. De donde porque el
alma aquí tiene perfecto amor, por eso se llama esposa del Hijo de Dios, lo
cual significa igualdad con él, en la cual igualad de amistad todas las cosas
de los dos son comunes de entrambos, como el mismo Esposo lo dijo a sus
discípulos, diciendo: “Ya os he dicho mis amigos, porque lo que oí de mi Padre os
lo he manifestado” ((Jn 15,15) (CE 28,1).
En la
exposición de la canción nos dice que todas las potencias del alma las tiene
dedicadas y mancipadas en el servicio de él buscando, cuidando y haciendo lo
que más le ha de agradar. Que ha empleado todo su caudal en su servicio, Por
caudal entiende todo su ser interior y exterior, humano y divino. Pues bien,
“todo este caudal de tal manera está empleado y enderezado a Dios, que aún sin
advertencia del alma en los primeros movimientos se inclina a obrar en Dios y
por Dios… todo el caudal de primera instancia se inclina a Dios, aunque, como
digo, no advierta el alma que obra por Dios” (CE 28,4-5).
La canción acaba
con estas palabras: “Que solo en amar es mi ejercicio”.
“Como si dijera:
que ya todos estos oficios están puestos en ejercicio de amor de Dios, es a saber,
que toda la habilidad de mi alma y cuerpo, memoria entendimiento y voluntad,
sentidos interiores y exteriores y apetitos de la parte sensitiva y espiritual
todo se mueve por amor y en el amor, haciendo todo lo que hago con amor y padeciendo
todo lo que padezco con sabor de amor” (CE 25,8)
Y añade: “Aquí
es de notar que cuando el alma llega a este estado, todo el ejercicio de la
parte espiritual y de la parte sensitiva, ahora sea en hacer, ahora en padecer,
de cualquier manera, que sea, siempre le causa más amor y regalo en Dios, como
habemos dicho. Y hasta el mismo ejercicio de oración y trato con Dios que antes
solía tener en otras consideraciones y modos, ya solo es ejercicio de amor. De
manera que ahora sea su trato acerca de lo temporal, ahora sea su ejercicio acerca
de la espiritual, siempre puede decir esta tal alma que ya en amar es su
ejercicio” (CE 28,9).
“Dichosa vida,
dichoso estado, dichosa el alma. Que a él llega donde todo le es ya sustancia
de amor y regalo y deleite de desposorio, en que de veras puede la esposa decir
al divino Esposo aquellas palabras que de puro amor le dice en los Cantares,
diciendo: todas las manzanas nuevas y viejas guardé para ti (Cant 7,13). Que es
como si dijera: Amado mío, todo lo áspero y trabajoso quiero por ti y todo lo suave
y sabroso quiero para ti” (CE 28,10)
P. Román Llamas, ocd
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