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GRANDEZA DE SAN JOSÉ A LA LUZ DE SAN JUAN DE LA CRUZ (12)


En la anotación para la canción 28, la canción del Cántico más querida por santa Teresita, escribe: “Pero porque dijimos que Dios no se sirve de otra cosa sino de amor, antes que la declaremos, será bueno decir aquí la razón y es que aunque todas nuestras obras y todos nuestros trabajos, aunque sean lo más que puede ser, no son nada delante de Dios, no son nada ni pueden cumplir su deseo, el cual solo es de engrandecer al alma… si de algo se sirve es de que al alma se engrandezca, y como no hay otra cosa en que más se pueda engrandecer que igualándola consigo, por eso solamente solo se sirve de que le ame, porque la propiedad del amor es igualar al que ama con la cosa amada. De donde porque el alma aquí tiene perfecto amor, por eso se llama esposa del Hijo de Dios, lo cual significa igualdad con él, en la cual igualad de amistad todas las cosas de los dos son comunes de entrambos, como el mismo Esposo lo dijo a sus discípulos, diciendo: “Ya os he dicho mis amigos, porque lo que oí de mi Padre os lo he manifestado” ((Jn 15,15) (CE 28,1).


En la exposición de la canción nos dice que todas las potencias del alma las tiene dedicadas y mancipadas en el servicio de él buscando, cuidando y haciendo lo que más le ha de agradar. Que ha empleado todo su caudal en su servicio, Por caudal entiende todo su ser interior y exterior, humano y divino. Pues bien, “todo este caudal de tal manera está empleado y enderezado a Dios, que aún sin advertencia del alma en los primeros movimientos se inclina a obrar en Dios y por Dios… todo el caudal de primera instancia se inclina a Dios, aunque, como digo, no advierta el alma que obra por Dios” (CE 28,4-5).
La canción acaba con estas palabras: “Que solo en amar es mi ejercicio”.
“Como si dijera: que ya todos estos oficios están puestos en ejercicio de amor de Dios, es a saber, que toda la habilidad de mi alma y cuerpo, memoria entendimiento y voluntad, sentidos interiores y exteriores y apetitos de la parte sensitiva y espiritual todo se mueve por amor y en el amor, haciendo todo lo que hago con amor y padeciendo todo lo que padezco con sabor de amor” (CE 25,8)
Y añade: “Aquí es de notar que cuando el alma llega a este estado, todo el ejercicio de la parte espiritual y de la parte sensitiva, ahora sea en hacer, ahora en padecer, de cualquier manera, que sea, siempre le causa más amor y regalo en Dios, como habemos dicho. Y hasta el mismo ejercicio de oración y trato con Dios que antes solía tener en otras consideraciones y modos, ya solo es ejercicio de amor. De manera que ahora sea su trato acerca de lo temporal, ahora sea su ejercicio acerca de la espiritual, siempre puede decir esta tal alma que ya en amar es su ejercicio” (CE 28,9).
“Dichosa vida, dichoso estado, dichosa el alma. Que a él llega donde todo le es ya sustancia de amor y regalo y deleite de desposorio, en que de veras puede la esposa decir al divino Esposo aquellas palabras que de puro amor le dice en los Cantares, diciendo: todas las manzanas nuevas y viejas guardé para ti (Cant 7,13). Que es como si dijera: Amado mío, todo lo áspero y trabajoso quiero por ti y todo lo suave y sabroso quiero para ti” (CE 28,10)

P. Román Llamas, ocd

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