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GRANDEZA DE SAN JOSÉ A LA LUZ DE SAN JUAN DE LA CRUZ (9)


La anotación para la canción 27 es una maravilla, un deleite. Comunicase Dios al alma en esta interior unión al modo que la esposa lo sintió en los Cantares (cita el cp. 7,10-12): esto es, los deleites y fuerza de mi voluntad emplearé en servicio de su amor que expresa en la siguiente canción: “Allí me dio su pecho…


En las palabras de la anotación vemos especialmente cuando dice que aún llega a tanto la ternura y verdad de amor con que el inmenso Padre regala y engrandece a esta humilde y amorosa alma, ¡oh cosa maravillosa y digna de todo pavor y admiración que se sujeta a ella verdaderamente para la engrandecer como si él fuese su siervo y ella fuese su Señor! ¿No podemos ver en estas palabras el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, Dios como el Padre, que se sujeta en todo a san José? – les estaba sujeto a José y María (Lc 2,51)- y esto supone un engrandecimiento altísimo, sublime de san José por encima de todo lo que podemos comprender. “y está tan solícito en la regalar como si él fuese su esclavo y ella fuese su Dios. ¡Tan profunda es la humildad y dulzura de Dios!”, el hijo de Dios, Dios como el Padre, hijo de José. José padre digno de Jesús. San José se convierte en Señor de Jesús, y Jesús en esclavo de José. La forma de expresarse con admiración extraordinaria de san Juan de la Cruz engrandece más a san José este intercambio. ¡Qué grande, que sublime hace Dios a san José.
Y tras la cita de Lc 17,37; ciñéndose, pasando de uno a otro, los servirá, añade: Y así aquí está empleado en regalar y acariciar al alma, a san José, como la madre en servir y regalar a su niño, criándole a sus mismos pechos. En lo cual conoce el alma, san José,  la verdad del dicho de Isaías que dice; “A los pechos de Dios seréis llevados, y sobre sus rodillas seréis regalados”. (Is 66,12).

P. Román Llamas, ocd

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