Y es que todos
los actos de la vida de Jesucristo, que preceden su pasión y muerte son también
redentores. Teándricos los llaman los teólogos, es decir, actos realizados por
la persona divina de Jesucristo: Teo, en la naturaleza humana: Ándricos. Un
solo acto de Jesucristo bastaba para salvarnos porque en Jesucristo no hay más
que una persona, la divina, el Hijo de Dios, la única responsable de todos sus
actos, por eso en Jesús no puede haber pecado. Y en esos actos salvadores
interviene san José y con su sufrimiento, tales como:
a) Cuando derrama
la primera sangre el día de la circuncisión.
b) Cuando el
anciano Simeón profetiza que ese Hijo, que presentan sus padres en el templo,
será signo de contradicción y a ti misma (se dirige a María) una espada te traspasará
el corazón (Lc 2,22-35). San José que ama cordialísimamente y
entrañabilísimamente a su Esposa siente traspasado el suyo.
c) Cuando tiene
que huir a Egipto porque Herodes busca al Niño para matarle con todo el dolor y
sufrimiento que ello significa de saber que quieren matar a su Hijo.
d) Cuando el Niño
se pierde en el templo, quedándose en Jerusalén sin decir nada a sus padres (el
Niño tenía ya doce años, que era mayoría de edad) El dolor de María y José fue
realmente inmenso. Si la medida del dolor es el amor, María y José amaban a su
Hijo más que sus propias vidas. Los tres días de búsqueda es como un anticipo
de los tres días que estuvo Jesús en el sepulcro antes de resucitar.
Si los santos
que han llegado a este altísimo grado de amor del matrimonio espiritual
sintieron esos sinceros deseos de entrar en la espesura de los trabajos y
sufrimientos para disfrutar más intensamente de la inefable sabiduría y
misterios de Dios, ¿qué ansias de ello no sentiría san José muy superior en
grados de amor? Más que todos ellos y el Señor le sació estas ansias
abundantemente; sufrimientos y alegrías. Cuantas veces le diría a su Hijo:
“Jesús, entremos más adentro en la espesura de los sufrimientos y padeceres
para disfrutar más de las alegrías que en ellos se encierran."
Según esto san
José fue un verdadero mártir y rey de los mártires, porque sufrió más que todos
ellos juntos, porque la cantidad de todos los mártires no supera la calidad del
amor de san José y el martirio se mide por la calidad del amor.
P. Román Llamas, ocd
Hoy, 16 de
septiembre, día de san Cornelio y Cipriano
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