En el ameno huerto
deseado. “Y es como si dijera: Transformándose ha en su Dios que es el que aquí
llama huerto ameno por el deleitoso y suave asiento que halla el alma en él. A
este huerto le llama transformación, el cual es un gozo y deleite y gloria de
matrimonio espiritual y deleite (Breve digresión sobre el desposorio espiritual),
después la llama Dios y la mete en este huerto florido suyo a consumar este
estado felicísimo del matrimonio consigo, en que se hace tal junta de las dos
naturalezas y tal comunicación de la divina a la humana, que no mudando alguna
de ellas su ser, cada una parece Dios. Aunque en esta vida no puede ser perfectamente;
aunque es sobre todo lo que se puede decir y pensar”. (CE 22,5)
En la anotación
para la canción 26 nos anticipa todo lo que más detalladamente explicará, con
estas palabras: “¡Cual, pues, entenderemos que estará la dichosa alma en este
florido lecho, donde todas esas dichas cosas y muchas más pasan, en el cual por
reclinatorio tiene al Esposo Hijo de Dios y por cubierta y tendido la caridad y
cl amor del mismo Esposo! De manera que de cierto puede decir las palabras de
la esposa que dice: “su diestra debajo de mi cabeza” (Cant. 2,6). Por lo cual
con verdades podrá decir que esta alma está aquí vestida de Dios y bañada en
divinidad, y no como por encima, sino que, en los interiores de su espíritu,
estando revertida en deleites divinos, con hartura de aguas espirituales de
vida… ¡Qué hartura será, pues esta del alma en su ser, pues la bebida que le
dan no es menos que un torrente de deleites…le dan a beber este torrente de
amor que, como decimos, es el Espíritu de su Esposo que se infunde en esta
alma” (CE 26,1)
Y por eso él es
ameno y deseado huerto para ella porque todo el deseo y fin del alma y de Dios en todas las obras de ella es la
consumación y perfección de este estado, por lo cual nunca descansa el alma
hasta llegar a él, porque halla en este estado mucha más abundancia y henchimiento de Dios y mas segura y estable
paz y más perfecta suavidad sin comparación que en el desposorio espiritual,
bien así como ya colocada en los brazos de tal esposo, con lo cual
ordinariamente siente el alma tener un estrecho abrazo espiritual, que
verdaderamente es abrazo, por medio de cual abrazo, vive el alma vida de Dios”
(CE 22,6).
En la anotación
para la canción 23 dice san Juan de la Cruz: “En este alto estado del matrimonio
espiritual con gran facilidad y frecuencia descubre el Esposo al alma los
maravillosos secretos como su fiel consorte, porque el verdadero y entero amor
no sabe tener nada encubierto al que ama” CE 23,1). Entre estos misterios,
sobre todo, el de la Encarnación del Verbo...
P. Román llamas, ocd
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