No se trata de conseguir una belleza sensible, corpórea sino la Hermosura
de Dios por medio de la Hermosura de María y que se realiza en lo más profundo
de la persona humana. Es la Hermosura característica de lo que está en su
puesto y cumple su función, es el efecto constatable de una riqueza
interior de vida, de gracia, de santidad, de valores humanos y espirituales,
sin los cuales vana es la belleza (Prov 31,30).
Es el camino de la iluminación y
esfuerzo de transparencia, es lucha contra el pecado, es progresiva
liberación del mal y creciente inmersión en la Verdad, en la Bondad, en la
Hermosura y Santidad de Dios que es Jesucristo, por medio de la Hermosa María.
Es el camino de las almas sencillas,
de los limpios de corazón que captan la belleza de los lirios del campo, como
Jesús, y comprenden que ni Salomón con toda su gloria vistió como uno de
ellos. (Mt 6,29).
P. Román Llamas, ocd
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