La elevación
del hombre al alto estado del matrimonio espiritual la expone y trata san Juan
de la Cruz en la canción 22 del Cántico Espiritual. En la anotación para esta
canción dice san Juan de la Cruz que el amoroso Esposo del alma, se alegra del
alma esposa, que así ganada y perfeccionada, puesta en sus hombros y asida en sus
manos en esta deseada junta y unión, como se goza el Pastor llevando en sus
hombros la oveja perdida y hallada y la mujer con el dracma perdido y
encontrado en su casa, y no solo se alegra él, sino que hace participantes a
los ángeles y a las almas todas de esta alegría. Cita unas palabras del Cantar
de los Cantares y comenta: “llamando al alma en estas dichas palabras, su corona, su esposa, y la alegría de
su corazón, trayéndola ya en sus brazos y procediendo
con ella como Esposo de su tálamo. Todo lo cual da él a entender en la siguiente canción: Entrándose a
la esposa / en el ameno huerto deseado / y a su sabor reposa / el cuello
reclinado / sobre los dulces brazos del Amado” (CE,22,1).
El matrimonio
espiritual “es mucho más sin comparación que el desposorio espiritual porque
es una transformación total en el Amado,
en la que se entregan ambas partes por total posesión de la una en la otra con
cierta consumación de unión de amor en que está el alma hecha divina y Dios por
participación, cuanto se puede en esta vida. Y así pienso que este estado
nunca acaece sin que esté el alma confirmada en gracia, porque se confirma la
fe de ambas partes, confirmándose aquí la de Dios en el alma. De donde “este es el más alto estado a que en esta
vida un alma puede llegar”...
P. Román Llamas, ocd.
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