Esta
fe en la paternidad de san José sobre la Iglesia la tenían clara los carmelitas
desde el siglo XV. El escritor Arnoldo Bostio en el 1479 escribe muy
laudatoriamente de la devoción a san José en la Orden de los carmelitas que es
muchísima y entre las alabanzas que le da está la de su solicitud vivísima por
la salvación de todos: “Virgen integérrimo, tutor del Dios eterno, nutricio,
ecónomo y vice padre diligentísimo, esposo predilecto de María, testigo y
custodio de su virginidad, solicitísimo
de la salvación de todos, a semejanza
de su esposa virginal y perfecto en todas las virtudes”. Apud BARTOLOMÉ Mª
XIBERTA, O.C Flores josefinas en la
liturgia carmelitana antigua, Est Jos 17 1963-64) p.304. Coincide esta
afirmación subrayada con las que aparecen en el Oficio divino de san José,
publicado en Bruselas en 1480, el primero que se redacta y publica en la
Iglesia en honor del santo Patriarca, cuando afirma en la oración de las
primeras vísperas: “Omnipotente y mansísimo Dios, que proveíste al beato y
justo José, como esposo de la bienaventurada Virgen María, tu Madre, y lo
elegiste como tu nutricio, concédenos te pedimos que por su intercesión y
méritos tu Iglesia se alegre con paz tranquila” ( Flores josefinas… p. 310).
Y
en el responsorio de la tercera lectura de maitines leemos:” He ahí al
Patriarca carpintero que rigió el arca celeste, que consigo salvó a todos del
diluvio de la culpa con la lluvia de la gracia” (Flores josefinas… p. 311)
Y,
sobre todo, en la antífona del Magnificat en las segundas Vísperas: “Engrandece
al Señor el alma de José, que favoreció con máximo cuidado la salvación de los hombres,
pues en el vientre de su madre este Nazareo es consagrada y marcado para ti,
Cristo, a quien no desdeñó ni la madre virginal ni tal Niño” (Flores josefinas… p. 315)
Y
en el introito de la misa de san José, en un misal de Venecia de 1551 leemos:
“Goza, san José, Padre de la Iglesia, enriquecido con este oficio, este don,
por encima de todos los Padres; custodio del Señor, esposo providente de la
recién parida María y jefe castísimo; sé jefe de las súplicas en la cima del
cielo.”(Flores josefinas… p.315).
P.
Román Llamas, ocd
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Porque en Él todo
se realiza por dentro (1 de 2)
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Silencio
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Conclusión
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