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Animada en su acción por la caridad y el espíritu de servicio. (1 de 4)


Como su Hijo Jesús, María puede decir que no ha venido para ser servida sino para servir, gastando la vida por todos. La vida de María es puro servicio toda ella, porque es puro amor. Es mujer y madre... Ve los detalles. Pone una nota de dulzura y humanismo donde quiera que está. Jesucristo en sus correrías apostólicas se dejó acompañar por un grupo de mujeres, que pusieron esa nota de afabilidad y dulzura entre los apóstoles que, como vemos por el Evangelio, eran rudos e iletrados

El Evangelio recoge algunos momentos destacados de esta caridad y espíritu de servicio:

a) La visitación a su prima anta Isabel. Lo único que movió a María a visitar a su prima fue servirla, que estaba ya en el sexto mes de su embarazo. Y estuvo sirviéndola tres meses. Y este servicio fue la ocasión de que llevase la alegría salvadora a aquella casa y sus contornos, pues apenas Isabel oyó el saludo de María el niño que llevaba en su vientre saltó de gozo e Isabel se llenó del Espíritu Santo. El Jesús que María llevaba en su seno fue el mejor servicio y la mayor caridad que regaló a la casa de su prima

   b) En las bodas de Caná de Galilea, Maria es la única que se da cuenta que a los novios les falta el vino y rápidamente, sin que nadie se lo pida, acude a su Hijo Jesús, exponiéndole esta situación embarazosa para los novios. No le pide, sencillamente le expone la necesidad y es que, como dice san Juan de la Cruz: “el que discretamente ama no se cura de pedir lo que le falta y desea, sino que representa su necesidad para que el Amado haga lo que fuere servido, como cuando la bendita Virgen dijo al Amado Hijo en las bodas de Caná de Galilea, no pidiéndole directamente el vino, sino diciéndole: No tienen vino (Jn 2,3) (CE 2,8). Un acto de servicio a unos necesitados precioso y enternecedor. María es la esclava del Señor y por eso la servidora de todos.

P. Román Llamas, ocd

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