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LA DEVOCIÓN A SAN JOSÉ EN EL SIGLO XIX (2 de 7)

  

Siguen vivas y fecundas las Asociaciones y Cofradías de siglos anteriores y se crean otras nuevas para promover la devoción a san José y conseguir su ayuda poderosa para sus miembros y necesidades, como la Asociación de devotos del glorioso Patriarca San José que llegó a contar 600.000 asociados en toda España, fundada por José María Bocadella y Verdaguer (1815-1892).

El novus ordo del liberalismo impugna duramente dos instituciones basilares de la sociedad, impregnadas de fuerte sentido cristiano: la escuela y la familia. Esto provoca una reacción vigorosa en el seno de la Iglesia española. Y así nacieron nuevas Congregaciones religiosas con el nombre de San José o de la Sagrada Familia y bajo su patrocinio que todo lo puede, que además de fomentar la devoción a San José en sus miembros como medio excelente de santidad y proyectarla al pueblo fiel con la misma finalidad, llevaban a los niños y jóvenes una enseñanza imbuida de sentido cristiano y la regeneración de las familias, inspiradas en el ideal de la familia de Nazaret. Aspecto este que encuentra refrendo de la Santa Sede con la Carta apostólica de León XII Neminem fugit, en la que aprueba los estatutos de las asociaciones de la Sagrada Familia.

El mundo industrializado de los obreros nace y se desarrolla al margen de la Iglesia en el siglo XIX. Es necesario contrarrestar esa corriente de carácter socialista y pagano. Nadie mejor que San José puede hacerlo y así la devoción a San José adquiere en el siglo un carácter operario para regenerar a la clase obrera. Nacen Congregaciones religiosas que prestan una atención especial a este aspecto de San José, al servicio del mundo obrero. Ya con anterioridad San José había sido propuesto como modelo del cristiano a todos los niveles, modelo de todos los estados. En este siglo, en esa misma línea, dado el ambiente político y social ásperamente adverso para la Iglesia, se presenta a San José especialmente como modelo de trabajadores, ideal para el obrero, se crean círculos católicos de obreros bajo la advocación de San José, porque el Santo Patriarca vivió la ley del trabajo, principio y fundamento del orden social, de una manera ejemplar, acompañado por su Hijo y por María. Se describen escenas de su trabajo en el taller de Nazaret.

 

P. Román Llamas, ocd

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