Estamos al principio de un año y para empezarlo
en este ambiente navideño, que nos baña e inunda, es necesario repetir las
palabras de Marcos: Comienzo de la buena Nueva de Jesucristo, Hijo de Dios (Mar
1,1) Una buena noticia, estupenda, una noticia alegre. Esta alegre noticia es
la que necesita el mundo y necesitamos también nosotros ¿No está acaso con
nosotros Jesús el Señor? Si san Pablo nos dice que nos alegremos siempre porque
el Señor está cerca, el Señor está siempre con nosotros. Él, que es el
Evangelio, y el Evangelio por ser él, está rebosando alegría y gozo del
Espíritu Santo: Alégrate, María, llena de gracia…Los Magos, viendo la
estrella se alegraron grandemente (Mt 2,10), los discípulos se alegraron visto
el Señor (Jn 20,29), alegraos y exultad, porque vuestra recompensa será grande en
el cielo (Mt 5,12), si me amarais os alegraríais porque voy al Padre (14,28),
Zaqueo recibió a Jesús en su casa con alegría (Lc 19,6), Juan Bautista
saltó de alegría en el seno de su madre. Y la Iglesia recién nacida parte el
pan con alegría y sencillez de corazón. En Antioquia los discípulos están
llenos de alegría y Espíritu Santo (Act 13,52). La alegría nace del amor, el
amor la trae abundantemente.
1) La alegría es la nota dominante en las
parábolas del perdón: alegría por el encuentro de la oveja
perdida, alegría por el dracma encontrado, por el hijo pródigo recobrado: hay
que hacer fiesta y celebrar un banquete, no es hora de pensar tanto en los
pecados cuanto en el perdón de estos que es siempre jubiloso y lleno de alegría
para el mismo Dios.
2) Y la alegría es expresión de acción de
gracias. Es la expresión más palpable de la acción
de gracias. San Pablo nos dice que nuestra oración tiene que estar penetrada de
la acción de gracias (Fil 2,6). Nuestra vida tiene que ser una continua acción
de gracias. Por eso tenemos que vivir en el gozo y la alegría. Tenemos que ser
hombres de acción de gracias que agradecen las gracias que hemos recibido y
estamos recibiendo constantemente. ¿Acción de gracias, por qué? Por todo.
¿Acaso no es todo gracia y amor de Dios y bendición de Dios? Es gracia y amor
de Dios la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, el sol y las tinieblas,
el día y la noche el trabajo y el descanso y reposo. La mano y el amor de Dios
Padre todo lo han convertido en gracia
Por eso tenemos que vivir siempre alegres
porque vivimos inundados de la gracia de Dios. El reino de Dios es justicia, y
paz y gozo en el Espíritu Santo (Rom 14,17). Sed eucarísticos, nos dice san
Pablo (Col3,15) y continúa: la Palabra de Cristo habite en vuestros corazones con
toda su riqueza… cantando a Dios de corazón y con agradecimiento salmos, himnos
y cánticos espirituales…dando gracias a Dios por medio de Jesucristo.
¿Es que ignoraban aquellos primeros
cristianos la persecución, la ignominia, el sufrimiento, la prueba? El mismo
san Pablo cuantísimo tuvo que sufrir (leer 2Cor 11,23-29) y, sin embargo: “Yo
estoy lleno de consuelo y reboso de gozo en medio de mis tribulaciones” (2Cor
7,4) Y hay que vivir en acción de gracias y con alegría: “Manteneos siempre
alegres; rogad sin cesar, en toda ocasión estad en acción de gracias, esa es la
voluntad de Dios sobre vosotros en Cristo Jesús” (1Tes 5,16-18). Siempre,
incluso cuando haya discusiones en la comunidad, porque también en tiempo de
san Pablo discutían a veces por nonada: las querellas sobre las carnes
sacrificadas a los ídolos para comer…los pitagóricos no comían pez porque el
pez es el más maravilloso símbolo del silencio. Lo que importa en todo es que
se haga por amor de Dios, dando gracias al Señor (Rom 14,6).
Es conveniente saber que la felicidad, la
alegría raramente se regala, se construye con el esfuerzo, muchas veces con el
dolor: No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos, si con nueces
quieres regalar, la cáscara has de quebrar, cuanto le cuesta al almendro el
hacer primavera del invierno.
Todo es cuestión de perspectiva: es poner
el punto de mira únicamente en el Señor y ver en todo la gracia y amor de Dios
en una actitud de humildad sincera y de pobreza sustancial delante de Él.
Este es el mensaje de María, nuestra
Madre: Mi alma alaba al Señor y mi espíritu se estremece de alegría en Dios mi
Salvador. De nuevo en pleno ambiente de gozo y alegría ¿Por qué este
estremecerse de alegría? Porque Él ha puesto sus ojos sobre su humilde
esclava. Es la alegría que nace de la experiencia de la grandeza de Dios y sus
misericordias y de la pequeñez de ella, que ha llenado plenamente la grandeza y
amor de Dios. Se sabe llena de gracia de Dios. Canto de gozo, alegría y de
agradecimiento, porque no hay agradecimiento que no sea alegre y gozoso.
La confianza y la alegría nacen de la
misma raíz: del Dios con nosotros, de la grandeza y el amor que Dios nos tiene
y de nuestra pobreza y pequeñez.
Vivimos en esperanza porque esperamos en
Cristo, a quien ya poseemos y de quien tenemos pruebas infinitas de amor
infinito y puramente gratuito. Por eso la esperanza y confianza mantienen la
paciencia y la fidelidad, cuya expresión más genuina es el amor. Por eso a la
esperanza y confianza no le importan los caminos por los que nos llevan, por
misteriosos que sean, porque sabe que son siempre caminos de amor, de Dios
AMOR.
Por eso la esperanza es esencialmente la
contra rutina. Es fuente y retoño. Es alegría y gracia, Es el corazón de la
libertad. La que nos hace recomenzar siempre. Es el agente más directo y más
presente de Dios. Es fuente perenne de vida. No es alienación sino encarnación
en la existencia. La esperanza nos hace emprender cada día, cada jornada, como
si fuese la última y al mismo tiempo como si nos quedase un largo porvenir, un
futuro que nunca acaba de llegar del todo. Fijémonos en la esperanza y
confianza de María
3) Petición. A lo que más insta el Señor
es a pedir: La oración del Padre nuestro está llena
de peticiones, Yo os digo: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad
y se os abrirá Porque el que pide, recibe, el que busca halla, y al que llama
se le abrirá ( Lc 11,9-10). Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis ( Jn 15.7), en verdad en
verdad os digo lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre. Hasta ahora nada
le habéis pedido en mi nombre, Pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea
colmado (Jn 23,24), y muchísimos más textos sobre la oración y la llamada a
pedir. Y es que Dios quiere dar abundantemente, pero es condición que se lo
pidamos -no os canséis de pedir, pues Dios no se cansa de dar, dice santa
Teresa-, para que la oración de petición se convierta en comunión con Dios, que
es a la que el Señor nos convida, a la amistad, a la comunión amorosa con Él.
Cuando pedimos nos unimos a Dios, vivimos en intimidad con Él, porque no se
pide a quien no se tiene confianza y seguridad que nos da lo que le pidamos.
Porque confiamos en ti, te sabemos Padre
lleno de misericordia, de poder y de bondad nos atrevemos a pedirte en este principio
de año por todo y todos:
Por tu Iglesia santa
Por nuestra Orden de Carmelitas descalzos
y nuestra Congregación
Porque reine una PAZ universal para bien
de todos los pueblos e individuos.
Por los que pasan hambre y soledad y falta
de afecto y amor y otras necesidades en el cuerpo y en el alma
Te pedimos que crees en nosotros un
corazón puro, para que nos alimentemos constantemente del pan de tu palabra en
tu Evangelio, que la escuchemos con amor y humildad
Te pedimos que amemos entrañablemente a tu
Iglesia, que estrenemos siempre vida nueva, que caminemos siempre de bien en
mejor, para ello que metamos a Cristo en nuestra vida, que Él es la Novedad y
lo mejor de la vida de cada día.
Te pedimos que no decaiga nunca la conciencia
de que ante ti, Padre, lo único que vale y cuenta es el amor, porque al fin
para este fin de amor hemos sido creados, que Dios es de tal condición que si
le llevamos por amor haremos de Él lo que queramos, por otros caminos no hay
nada que hacer con Él, que sin amor todo, aunque sea lo más maravilloso, no
vale nada, que el amor es el vínculo de la perfección personal y comunitaria, -
la medida de la auténtica y verdadera comunidad la da el amor que reina entre
ella- y que convencidos de esta absoluta importancia del amor a Dios, a
Jesucristo y a los hermanos iniciemos un año nuevo 2021 en una actitud y con
una determinación muy determinada de amar, queriendo y procurando que solo el
amor sea el móvil y motor de nuestra vida en su dimensión personal y comunitaria
y ojalá pudiéramos decir, como santa Teresita dijo al final de su vida: Solo he
dado a Jesús amor. Que es lo único que él recibe y acepta, porque es lo único
que nos santifica y engrandece espiritualmente, que es lo único que Él quiere
para nosotros.
P. Román Llamas, ocd.
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