Como dice
un autor esclarecido entre los escritores de san José, monseñor Sinibaldi: “No solo el matrimonio de
José con María sino también la virginidad de ambos tiene una relación directa e
inmediata con la constitución del gran misterio de la Encarnación. La Madre del
Verbo humanado debe ser virgen. La virginidad de María está, por tanto,
ordenada a un fin altísimo, a la generación humana del Hijo de Dios. ¡Nada más
bello, noble y divino! Mas la Virgen debe ser al mismo tiempo esposa. Esta es
la conveniencia absoluta. Ahora bien, la virginidad de una esposa depende
necesariamente del consentimiento del esposo; sin este consentimiento aquella
no es legítima. Por consiguiente, si María según el consejo divino debe ser
madre permanentemente virgen en el estado conyugal, no puede ser madre sin el
consentimiento de su esposo, pues de este depende su virginidad” (La grandeza de san Giusepe.c
3.p.133-34).
P. Román Llamas, ocd
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