Cuando Pablo VI visitó Nazaret el 5 de enero de
1964 en una homilía invitaba a recoger algunas enseñanzas de la lección de
Nazaret. “La primera enseñanza es el silencio. Como desearíamos que se
renovara y fortaleciera en nosotros el amor al silencio en esta sociedad de
tanto ruido, aturdimiento y tantas voces y tantas agitaciones. Silencio de Nazaret,
enséñanos el recogimiento y la interioridad, enséñanos a estar siempre
dispuestos a escuchar las buenas disposiciones y la doctrina de los verdaderos
maestros. Enséñanos la necesidad de una vida interior intensa, de la oración
personal que solo Dios ve”. (Homilía). Dice San Juan de la Cruz que “el
callado amor es el único lenguaje que oye y entiende Dios. Que por eso lo que
falta, si algo falta, no es el escribir o el hablar, que esto ordinariamente sobra,
son el callar y obrar. Porque, demás de esto el hablar distrae y el callar y
obrar recoge y da fuerza al espíritu” (Cta 8). En el silencio y la
esperanza está vuestra fortaleza (Is 30,15).
P. Román Llamas, ocd
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