El silencio no es fundamentalmente ausencia de palabras, rumores y sonidos, es más bien. La capacidad y realidad de vida interior, profunda, reflexiva, es expresión de vivencia de honda vida interior y espiritual. San Juan de la Cruz dice que una palabra pronunció Dios, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio y en silencio ha de ser escuchada por el alma. Como dice San Ignacio de Antioquía, Jesucristo, el Verbo de Dios, nació del silencio de Dios.
Escuchar en silencio, es lo que hace San José. “El
silencio –dice el Papa San Juan Pablo II- descubre el perfil interior de San
José de modo especial. Los evangelios hablan exclusivamente de lo que José
hizo, pero en sus acciones descubrimos un clima de profunda contemplación,
descubrimos que estaba en comunión continua con el misterio de Dios".
P. Román Llamas, ocd
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