Ir al contenido principal

REACCIÓN DE LOS PADRES AL ENCONTRARLO (1)

Al encontrarlo sus padres en el templo en medio de los doctores de la ley, quedaron maravillados. Lucas usa el mismo verbo que en la descripción de la estupefacción de las muchedumbres cuando comenzó su ministerio en Carfarnaún. “Todos los presentes quedaron estupefactos y se intercambiaban sus impresiones, diciendo: ¿qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos y salen? (Lc 4,36), Y también para indicar el estupor de la muchedumbre ante el poder de Jesús cuando echa al demonio: “Todos quedaron estupefactos al ver la grandeza de Dios” (Lc 9,43).

Es fácil comprender el estupor de la muchedumbre ante la enseñanza y los milagros de Jesús, pero ¿cómo entender el estupor de María y José que habían recibido la revelación del ángel del Señor y sabían que era un ser especial? 

María, angustiada, le pregunta: “Hijo, ¿por qué nos has hecho así? mira que tu padre y yo, muy angustiados, te buscábamos” (Lc 2,48).

Teknon, hijo, es un término de ternura. De nuevo Lucas pone en primer lugar en boca de María al padre -tu padre y yo-, a José, dándole el protagonismo. Y es natural. Si al padre pertenece alimentar, cuidar del hijo, velar por él, es normal que a él le corresponda buscarle, si se pierde. Aunque en la búsqueda le acompañe su mujer. Algo parecido a lo que vimos en la escena de la Presentación del Niño en el templo, donde el padre y la madre estaban pasmados de lo que se decía del Niño, de su Hijo.

P. Román Llamas ocd.

 

 

 

Siguientes publicaciones:

REACCIÓN DE LOS PADRES AL ENCONTRARLO (2)

LA RESPUESTA DEL NIÑO JESÚS (1) 

LA RESPUESTA DEL NIÑO JESÚS (2) 

LA RESPUESTA DEL NIÑO JESÚS (3) 

LA RESPUESTA DEL NIÑO JESÚS (4) 

VALOR SIMBÓLICO DEL RELATO (1) 

VALOR SIMBÓLICO DEL RELATO (2) 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL SUEÑO DE SAN JOSÉ (1 de 5)

La revelación del misterio que el Espíritu Santo realiza en María, su mujer, dice el evangelio que se lo manifestó a José en sueños. ¿Quizás soñó José con lo que había descubierto despierto? José se ha dado cuenta de lo que se nota en María y entra en duda de qué actitud debe tomar ante tal suceso, no sabe qué hacer. Hasta se le ocurre despedirla en secreto. Con estos pensamientos se acuesta, se duerme y sueña.   ¿Qué sueña San José? ¿Qué se le representa a San José en sueños? Lo que ha imaginado y soñado despierto. Que María es una criatura encantadora, una joven responsabílisima. Que María no ha podido hacer nada innoble. Y que Dios no ha podido permitir que un desalmado la haya desflorado. ¿Qué habrá pasado? ¿Quizás ha intervenido milagrosamente el Todopoderoso y por obra del Espíritu Santo María está encinta, como profetizó el profeta Isaías? Porque los signos de una maternidad son evidentes. ¿Qué hago? Y en el sueño se agolpan los pensamientos. ¿Darle el libelo de repu

EL ÚLTIMO ADVIENTO DE SAN JUAN DE LA CRUZ (1 de 4)

    El último adviento de San Juan de la Cruz es el que vive en Úbeda, en 1591, enfermo en su celda y doliente. Muere en ese adviento. La esperanza y la alegría de San Juan de la Cruz se han ido desarrollando de una manera estupenda a lo largo de toda su vida. Juan de la Cruz era apacible, alegre, afable, enemigo de la melancolía en si y en los otros. No se reía descompasadamente, sino con una afabilidad que tocaba, pegaba alegría. Procuraba que sus súbditos no saliesen nunca tristes de su presencia. Era alegre, optimista. Ve el mundo vestido de alegría y hermosura, "de aquella infinita hermosura sobrenatural de la figura de Dios (que el Verbo), cuyo mirar viste de hermosura y alegría el mundo y a todos los cielos (CE 6,1). ¡Qué bonito es verlo todo vestido y derramando la alegría de Dios, todo vestido y derramando Encarnación y Navidad! Alegría que nace, como de su fuente, de su esperanza viva, de su gran esperanza. San Juan de la Cruz hizo suya la exhortación de San Pablo: Vivid

EL ÚLTIMO ADVIENTO DE SAN JUAN DE LA CRUZ (4 de 4)

La esperanza de ir al cielo, que se apoya en el amor de Dios que nunca falta, es una esperanza de gloria y ciertísima, esperanza del cielo tanto alcanza cuanto espera, y así, cuando oye las campanas de la Iglesia del salvador, pregunta: ¿a qué tañen? A maitines, le dicen ¡Gloria a Dios, que al cielo los iré a decir! Los maitines que Juan de la Cruz va a cantar al cielo son los de nuestra Señora, ya que en ese día, en el que él iba a morir, se celebraba la liturgia de Santa María en sábado. Esta nota de amor mariano no era algo improvisado sino culminación de una devoción vivida larga e intensamente. Al deseo del cielo le llevaba suavemente la devoción a María. Solía decir que "por pequeña que fuese la imagen de la Virgen nuestra Señora pintada, cuando la miraba, le causaba aquel amor, respeto y claridad en el alma, como si la viera en el cielo" (BMC 14,168). San Juan de la Cruz muere el 14 de diciembre de 1591, en plena celebración del Adviento, que para él, aquel año, acabó