Tuvo una excepcional y eximia devoción a la Virgen María y a su santísimo esposo san José. Él mismo nos confiesa en la Letra apostólica Inclytum Patriarcam, escrita un año después de la proclamación de san José como Patrono de la Iglesia, que le ha nombrado tal “movido por la singular devoción con que desde la adolescencia se vio afectado hacia el mismo santo Patriarca”. Y con anterioridad en el Decreto Inclytus Patriarca Joseph del 10 de septiembre de 1847 había dicho que acogió las preces que le dirigieron los Ven. Cardenales de la Iglesia católica y de muchísimos fieles para extender a toda la Iglesia la fiesta del Patrocino de san José “con apostólica benignidad porque son plenamente conformes con su singular piedad para con san José”
Siempre fue gran
devoto de san José. Y expresión de su devoción temprana a san José es la Novena
que predicó en su honor y alabanza en la iglesia de San Ignacio de Roma en 1823
a sus 26 años, en la que cada día derrama gozoso su amor y devoción al Santo y
su valoración altísima de sus sublimes virtudes y privilegios, y pienso que si
le encargaron la predicación de la Novena es porque sabían de su devoción al
glorioso Patriarca.
P.
Román Llamas, ocd
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