Y
este es el lenguaje y las palabras que trata Dios con las almas purgadas y
limpias, todas encendidas. Y estas palabras como dice el mismo Jesús por san
Juan (Jn 6,64) son espíritu y vida, las cuales sienten las almas que
tienen oídos para oírlas, que son las almas limpias y enamoradas, “a las que no
son así, no pueden gustar el espíritu y vida de ellas antes les hacen sinsabor.
De esas almas limpias y enamoradas era san Pedro, que dice al Señor Dónde
iremos, Señor, que tienes palabras de vida eterna (JN 6,69) Y la
Samaritana que olvidó el agua y el cántaro por la dulzura de las palabras
de Dios (Jn 4,28). (n. 5-6).
“Y
así estando esta alma, -San José-, tan cerca de Dios, que está transformada en
llama de amor, en que se comunican el Padre, Hijo y Espíritu ¿Qué increíble
cosa se dice que guste un rastro de vida eterna, aunque no perfectamente,
porque no lo lleva la condición de esta vida? Mas es tan subido el deleite
que aquel llamear del Espíritu hace en ella que la hace saber a qué sabe
la vida eterna. Que por eso llama a la llama viva, no porque no
sea siempre viva, sino porque le hace tal efecto, que la hace vivir en Dios
espiritualmente y sentir vida de Dios. No porque sea menester decir que sea
vivo pues siempre lo está, sino para dar a entender que el espíritu y sentido
vivamente gustaban a Dios hechos en Dios, lo cual es gustar a Dios vivo, esto
es vida de Dios y vida eterna”
(n.6).
P.
Román Llamas, ocd
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