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LA SAGRADA FAMILIA EN EL EVANGELIO (6 de 9)


Cada uno de los Tres

En el aspecto moral religioso, José es presentado como el hijo de David, el varón de María, justo, es decir, cabal, perfecto en todo, atado a la voluntad del Padre del cielo, apenas recibe una orden la pone en práctica. El Evangelio, lo presenta como el santo silencioso, ya que ni una palabra suya en el Evangelio, solo la de pronunciar el nombre de Jesús en el rito de la circuncisión, que vale por todas las palabras. No habla, pero hace, actúa.

  María aparece como la esposa de José, la llena de gracia y de la benevolencia divina, con quien está el Señor, la virgen humilde, la joven madre responsable que acoge plenamente el mensaje de Dios de ser la Madre de Dios: “hágase en mí según tu palabra”, con una fe absoluta en Dios y en su palabra, porque para Dios no hay nada imposible; que conserva y medita en su corazón todos los misterios que experimenta; la esclava agradecida que entona un himno de acción de gracias jubiloso al Señor por las maravillas que el Todopoderoso ha hecho en ella. José y María son fieles cumplidores de la voluntad de Dios en las leyes de Israel (Presentación, Pascua) y mandatos del Emperador.

  Jesús aparece como el Salvador del mundo, el Hijo de Dios que tiene que estar en su Padre por encima de todo, sin que esto sea impedimento para que esté sujeto a sus padres de la tierra; educado en Nazaret (Lc 4,14-34), va creciendo en edad, estatura, sabiduría y gracia bajo la guía y mirada de sus padres. Jesús es el centro de esta Familia Santa. María y José están al servicio del Hijo de Dios que se les confía, un servicio expresión de amor, rico en ternura espiritual y fidelidad, De hecho. como dicen los estudiosos, los evangelios de la Infancia presentan una cristología bastante desarrollada.  

  Un aspecto relevante es que en todos los relatos relativos a la Familia de Nazaret aparecen siempre implicados los Tres. Aún en el relato de la Anunciación del ángel a María que se refiere directamente a ella, pero allí están presentes ¡y de qué modo! Jesús a quien concibe en su vientre y José con quien está desposada: “Fue enviado el ángel a una Virgen desposada con un hombre llamado José” (Lc 2,26-27). 

  Por eso es una sinrazón, por no calificarlo más duramente, el hacer caso omiso de San José cuando se habla de la Sagrada Familia de Nazaret, como sucedió en un documento del Consejo Pontificio para la pastoral de los emigrantes e itinerantes del 3 de mayo de 2004, en el que se mencionan expresamente a Jesús y María como emigrantes a un país extranjero y se silencia a San José, que es el protagonista y a quien el Señor por boca del ángel le comunica que huya a Egipto con el Niño y su Madre. Los que Dios ha unido que no los separen el hombre.

  P. Román Llamas ocd

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