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Su verdadero Padre (2 de 11)

En muchos libros suele haber un capítulo que destaca por algún motivo especial. Eso pasa con el capítulo VI de la Vida de santa Teresa, el libro de las misericordias de Dios para con ella, sobre san José y su devoción profunda a él...“Quisiera persuadir a todos que fuesen muy devotos de este glorioso Santo”.
P. Román Llamas, ocd.


Para santa Teresa san José es su verdadero Padre. Para comprender todo el contenido de esta expresión, propia y característica de Jesús en sus relaciones con  el Dios del cielo,  quiero ir al libro del Camino de Perfección, escrito al mismo tiempo que el de  la Vida, en el capítulo 27 nos pinta un retrato de la paternidad de Dios, comenzando con la exclamación que inicia el capítulo: “Padre nuestro, que estás en el cielo (Mt 24,35)¡Oh señor mío, como parecéis Padre de tal Hijo,  y como parece  vuestro Hijo, Hijo de tal padre.

Esta paternidad de Dios Padre es la que tiene sobre su Hijo Jesús. ¡Oh, Hijo de Dios y Señor mío! ¿cómo dais tanto junto a la primera palabra? ¿cómo nos dais, en nombre de vuestro Padre, todo lo que se puede dar, pues queréis que nos tenga por hijos, que vuestra palabra no puede faltar? Obligáisle a que la cumpla, que no es pequeña carga, pues en siendo Padre nos ha de sufrir por graves que sean nuestras ofensas, si nos tornamos a él, como el hijo pródigo, hános de perdonar, hános de consolar en nuestros trabajos, hános de sustentar, como lo ha de hacer un tal Padre, que forzado ha de ser mejor que todos los padres del mundo, pues en él no puede haber sino todo bien cumplido y después de todo esto hacernos partícipes y  herederos con Vos” (C 27;1-2) . 

         Es una prueba más de que Jesús está traspasado de su amor a su Padre del cielo, como lo vemos en el Evangelio. Ya cuando tenía 12 años les dice a sus padres, José y María, cuando le encontraron en el templo en medio de los doctores de la ley, después de tres días perdido. ¿No sabíais que tengo que estar en las cosas de mi Padre? Y todas las oraciones que le dirige, todas son a su Padre y lo remata cuando en el momento de expirar se encomienda a él diciéndole: Padre en tus manos entrego mi espíritu y expiró. (Lc 23,46).

         Pues bien, toda esta carga de amor y de bondad que descubre desde su experiencia santa Teresa en la palabra Padre dirigida a Dios, la siente cuando llama Padre a san José, en cuanto puede ser participada esa Paternidad por un simple hombre. En él el Padre y el Espíritu Santo derramaron cuanto podía recibir san José de su paternidad, bondad y ternura. San José lo recibió y santa Teresa lo experimento como padre buenísimo, desbordante de amor y ternura.


         Santa Teresa experimenta una y otra vez ese Padre inmenso que es san José. San José es hechura del Padre y del Espíritu Santo para que fuera digno esposo de María y digno padre del Hijo de Dios y suyo por su matrimonio con María. El Padre y el Espíritu Santo derramaron en el corazón de José toda su bondad, toda su dulzura y afabilidad, toda su comprensión y compasión, toda su misericordia y ternura que es capaz de recibir un corazón humano, después de la Virgen María, para que pudiese y supiese tratar con esa inefabilidad de dones al Hijo de Dios y suyo, a su santísima esposa y madre de su hijo, y a los hijos de Dios, sus devotos, y toda esa maravilla de ternura y bondad la experimentó la Santa de parte de san José. Cuántas veces le diría ¡Que bueno sois mi padre y señor san José! Y toda esa inmensidad de bondad y ternura la revela y atestigua en estas expresiones repetidas: Este padre y Señor (V 6,5), mi verdadero padre y señor (V 13,11), mi glorioso padre y señor san José (F pró. 5), glorioso padre mío san José (V 30,7), san José, mi verdadero padre y señor (V 33,12), mi padre glorioso san José (V 36,6), mi padre san José (V 33,14; 36,11, el glorioso padre nuestro san José ( V 36,5)¿Nos damos cuenta de carga y apremio de bondad, de amor, de ternura encierran estas expresiones, sobre todo leídas en su contexto , referidas al santo Patriarca, como expresión de las experiencias josefina de santa Teresa?.Hay que traer aquí lo que ella afirma de su padre, de su gran piedad y caridad (V 1,2), el tan demasiado amor que le tenía (V 2,7), que faltarme él, era faltarme todo bien y regalo y se me arrancaba el alma cuando lo vía morir, porque le quería mucho (V 7,14). Son la añadidura de unas experiencias riquísimas de amor y de bondad que hacen más bellos y sentidos estos valores en relación con san José. Para santa Teresa su bondad, su misericordia y su ternura no tienen límite. Y porque lo cree y lo vive así, las siente en todo lo que le pide, pues no me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo (V 6,6) ¡Que bueno es san José!

         Lo que afirma san Juan de la Cruz de una alma a la que da Dios en engrandecer lo podemos aplicar a san José con relación a santa Teresa de Jesús, salvando siempre las diferencias “¿Quién podrá decir hasta donde llega lo que Dios engrandece a un alma cuando da en agradarse de ella? No hay ni aún poderlo imaginar, porque en fin lo hace como Dios para mostrar quien es. Solo se puede dar a entender por la condición que Dios tiene de ir dando más a quien más tiene y lo que va dando es multiplicadamente.

         De donde los mejores y principales bienes de su casa, esto es, de la Iglesia tanto militante como triunfante acumula Dios en el que es más amigo suyo” (CE 39,8). ¿Quién más amiga de san José que santa Teresa?


P. Román Llamas, ocd. 


Siguientes publicaciones:


·        Su verdadero Señor 
·        San José Maestro de oración         
·        Experiencia de santa Teresa 
·        Santa Teresa evangelizadora de san José    
·        Sed de almas de santa Teresa 
·        Meditación sobre santa Teresa 
·        Santa Teresa evangeliza a san José    
·        San José titular de sus fundaciones 

·        Conclusión

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