Es verdad que san Juan de la Cruz no menciona a la
Virgen María y a san José en el Cántico y en la Llama de amor viva mas que una
vez en el encabezamiento del libro con estas palabras: JHS MARÍA JOSEPH, pero
sabemos que era devotísimo de la Virgen y muy devoto de san José. Así como de
la Virgen María encontramos en lo otros escritos del Santo algunos textos y muy
importantes, de san José solo encontramos una mención en una carta a una joven
de un pueblo de Ávila, a la que anima a que encomiende a san José la vocación
religiosa que Dios le ha dado.
En la vida de san Juan de la Cruz nos encontramos con
hechos y datos que delatan su devoción a san José. De niño, estando, jugando
con otros chicos a tirar varillas al agua y recogerlas al salir en una laguna
cenagosa, Juanito cayó al agua. En principio le libró de ahogarse la Virgen
María que le tendía sus manos limpias y que el niño Juan no quiso asirse a
ellas por no ensuciar tanta pureza con las suyas enlodadas, hasta que pasó por
allí un labrador que le largó la ahijada y le sacó salvo. El labrador era san
José. Así lo contó el Santo varias veces antes de morir.
Estando de
confesor en el convento de la encarnación de Ávila, donde era Priora santa
Teresa de Jesús, que es quien le llevó, en 1574 fue llamado a expulsar a una legión de demonios de una posesa agustina del
convento de nuestra Señora de Gracia, en el que había recogido D. Alonso a su
hija Teresa de joven, En la brega con los demonios, finalmente pronunció estas
palabras: “Autor de la maldad yo llamo en mi ayuda a la Madre de Dios, a san
José, a san Agustín y a santa Mónica, y
así afirmo que, aunque pese a todo el infierno, habéis de salir en la mañana
para no volver más”. Y la religiosa quedó libre de esa esclavitud.
Otro dato y
hecho es el sello que usaba en sus andanzas de Provincial de Andalucía. En una
carta a una religiosa, en la cubierta que está junto a la carta se ve el escudo
del Santo que representa una cruz sobre un monte, orlado con esta inscripción:
SAN JOSÉ.
Dedica y consagra a san José el convento de Baeza, del
que es fundador, en 1579, como santa Teresa había dedicado al santo Patriarca
el primero que fundó en Ávila. En una donación que hace Elvira Muñoz a favor
del convento de Baeza, la recibe san Juan de la Cruz, estampando su firma como
Superior-Rector del mismo, bajo la advocación de la Virgen del Monte Carmelo y
san José. En otra manda de 3.ooo reales que Fray Gregorio de S. Ángelo, novicio
de la comunidad de Sevilla de nuestra Señora de los Remedios hace en favor de la
comunidad sevillana antes de profesar, y el P. Ángel de Salazar, vicario
General de la Orden, ordenó que se aplicara al Colegio de san José, acabado de
fundar en la ciudad de Baeza. Así consta en un documento de 1580.
Otra expresión de devoción a san José y a su esposa la
Virgen María es la celebración de las “posadas” navideñas en Úbeda y Granada. Organizaba
una procesión por el claustro del convento, donde los religiosos estaban en sus
celdas; un religioso representaba a la Virgen y él hacia de san José pidiendo
albergue: “Del Verbo divino/, la Virgen preñada, viene de camino / si le dais
posada”. Y hacía una reflexión sobre esa situación de urgencia. ¡Que pena que
no se nos conserven esas pláticas! Los religiosos desde dentro de sus celdas
negaban la acogida...
P. Román Llamas, ocd.
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