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SAN JOSÉ EN EL DECRETO ETERNO DE LA ENCARNACIÓN DEL VERBO POR SU VIRGINIDAD. (2 de 4)

 

         Y lo mismo hay que decir de la virginidad. María no es solo esposa y madre sino esposa y madre virgen. Así lo exigía la santidad infinita de Dios. También la virginidad de María está ordenada a la Encarnación del Verbo en su seno y nacimiento de ella. ¿Cómo salvar la virginidad de María? Casándola con un varón que guarde su virginidad. Ese varón es José porque así estaba determinado en el decreto eterno de la salvación de la humanidad: desposada con un hombre llamado José. Y así José se desposó con María antes de la Encarnación del Verbo de Dios en su seno. José se matrimonió con María comprometiéndose a ser virgen con ella y como ella y así guardar la virginidad de María. Sin este propósito a ser virgen con ella y como ella no estaba a salvo la virginidad de María. Entre José y María se celebró un matrimonio presidido e informado por la virginidad de ambos. San José en fuerza de ese propósito de virginidad renuncio al ejercicio e su virilidad. En la lucha que se libró en su interior de abandonar en secreto a María, su esposa, ante lo que estaba viendo, se le apareció el ángel del Señor y de parte de Dios le dijo: No temas tomar a María, tu mujer, en tu casa porque lo que hay en ella es del Espíritu Santo. San José no dijo nada, pero hizo, llevando a María, su mujer y al niño que llevaba en su seno a su casa, que era el segundo acto el matrimonio y con este acto custodiaba la virginidad de María con la suya, ya que la virginidad de una esposa no puede asegurarse sin el consentimiento del marido. Por su propia virginidad coopera a la realización del misterio supremo de la Encarnación-Redención de Jesús. La virginidad de José estaba ordenada en los planes de salvación de Dios a la realización de este misterio.

 

P. Román Llamas, ocd



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